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para todos aquellos fanaticos de las historias de ficcion y los vampiros en este blog publicare los libros de la exitosa saga que a arrasado por EEUU cronicas vampiricas (de la serie vampires diarie)...


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martes, 2 de febrero de 2010

FURIA-- CRONICAS VAMPIRICAS-- CAPITULO 6

Ya ha efectuado su elección. Lo viste tú mismo cuando nos
“interrumpiste”. Ya has elegido, no es cierto ,Elena ? Stefan lo dijo no
con petulancia, ni como exigencia, sino con una especie de bravata
desesperada.
Yo…Elena alzó los ojos . Stefan, te amo. Pero no lo comprende, si
tengo que hacer una elección justo ahora, tengo que elegir que todos
permanezcamos juntos. Solo por ahora. Lo comprendes ? Al ver
únicamente inflexibilidad en el rostro de Stefan, volvió la cabeza hacia
Damon. Lo comprendes tú ?
Eso creo . Le dedico una sonrisa confidencial y posesiva. Dije a
Stefan desde el principio que era egoísta al no compartirte. Los
hermanos deberían compartir las cosas, ya sabes.
Eso no es lo que quería decír.
No lo es ?. Damon volvió a sonreír.
No. Dijo Stefan . Yo no lo entiendo, y no veo como puedes pedirme
que trabaje con él. Es malvado, Elena. Mata por placer; carece por
completo de conciencia. No le importa Fell`s Church; lo dijo él mismo.
Es un monstro…
Justo ahora se muestra mas cooperativo que tu. Replico ella; alargo
la mano para coger la de Stefan, buscando algún modo de hacerse
entender - : Stefan, te necesito. Y los dos le necesitamos a él. ¿No
puedes intentar aceptar eso?
– Cuando él no respondió, añadió- : Stefan, realmente quieres estar
enfrentado a muerte con tu hermano para siempre?
- Realmente piensas que él quiere algo diferente?
- Elena contemplo con fijeza las manos unidas de ambos,
observando los planos, las curvas y las sombras. No respondió
durante un minuto, y cuando lo hizo fue en vos muy baja.
-Impidió que te matara- dijo.
Sintió la llamarada de la cólera defensiva de Stefan, y luego notó
como desvanecía lentamente. Algo parecido a la derrota le invadió
sigilosamente, e inclino la cabeza.
-Eso es cierto-reconoció-. Y, de todos modos, quien? Soy yo para
llamarle malvado ? Que ha hecho que no haya hecho yo mismo ?
“Tenemos que hablar” pensó Elena, odiando aquel aborrecimiento
por si mismo del muchacho. Pero aquél no era el momento ni el lugar.
-Entonces estas de acuerdo ? – inquirió , vacilante-. Stefan, dime que
piensas.
- Justo ahora estoy pensando que siempre te sales con la tuya.
Porque siempre lo haces, verdad, Elena ?
Elena le miro a los ojos, advirtiendo el modo en que estaban
dilatadas las pupilas, tanto que solo un circulo de iris verde aparecía
alrededor del borde. Ya no había ira allí, pero el cansancio y la
amargura permanecían.
“pero no lo hago sólo por mi – pensó, arrojando fuera de su mente la
repentina oleada de desconfianza en si misma-. Te lo demostraré,
Stefan; ya lo verás. Por una vez no estoy haciendo algo por mi propia
conveniencia”
-Entonces estas de acuerdo ¿? - dijo en voz queda.
-Si. Estoy .. de acuerdo.
- Y yo también estoy de acuerdo -indico Damon, tendiendo su propia
mano con exagerada cortesía y capturando la de Elena antes de que
ésta pudiera decir nada-. De hecho, todos parecemos poseídos por un
frenesí de puro total acuerdo.
“No lo hagas”, pensó Elena, pero en aquel momento, de pie en
fresca penumbra de la galería del coro, sintió que era cierto, que
estaban conectados los tres, y de acuerdo, y que eran fuertes .
Entonces Stefan apartó la mano. En el silencio que siguió, la
muchacha pudo oír los sonidos del exterior y los de la iglesia. Todavía
se oían lloros y algún otro grito, pero la urgencia general había
desaparecido. Al mirar por la ventana, vio a la gente abriéndose paso
por el mojado aparcamiento entre los grupitos que se acurrucaban
sobre los heridos. El doctor Feinberg iba de isla en isla, ofreciendo al
parecer consejos médicos. Las victimas tenían el aspecto de
supervivientes de un huracán o de un terremoto.
-Nadie es lo que parece- dijo Elena.
- Que ¿?
- Eso es lo que Bonnie dijo durante el funeral. Tuvo otro de sus
ataques. Creo que podría ser importante.
– Intentó organizar sus ideas -.
Creo que hay personas en la ciudad con las que deberíamos tener
cuidado. Como Alaric Salxman. – Les conto, sucintamente, lo que había
oído por casualidad a primeras horas del día en casa de Alaric-. El no
es lo que parece, pero no se exactamente qué es . Creo que
deberíamos vigilarle.
Y puesto que es evidente que yo no puedo aparecer en publico,
vosotros dos tendréis que hacerlo. Pero no podéis permitir que
sospeche que lo sabéis…- Elena se interrumpió cuando Damon alzo a
toda prisa la mano.
Abajo, al pie de la escalera, una voz llamaba:
-Stefan ? Estas ahí arriba ? - Y luego dijo a alguien mas-. Me
pareció verle subir ahí.
Parecía la voz de l señor Carson.
-Vete siseó Elena, de un modo casi inaudible, a Stefan-.
Tienes que actuar con la mayor normalidad posible de modo que
puedas permanecer en Fell`s Church. -Yo estaré bien.
-Pero a donde iras ¿?
- A casa de Meredith. Te lo explicaré luego. Vete
Stefan vaciló, y luego empezó a descender la escalera, gritando:
-Ya bajo._ Luego se echo hacia atrás-. No voy a dejarte con éldeclaro
categórico.
Elena alzó las manos en un gesto de exasperación.
-En ese caso marchad los dos. Acabáis de aceptar trabajar juntos;
vas a retractarte de tu palabra ahora ¿?- añadió en dirección a Damon,
que mostraba una expresión inflexible.
El aludido le dedicó otro de sus ligeros encogimientos de hombros.
De acuerdo. Solo una cosa mas… Tienes hambre ¿?
-Pues…no.- Sintiendo que se le revolvía el estomago, Elena
comprendió a que se refería-. No, en absoluto.
-Eso esta bien. Pero más tarde si la tendrás. Recuerda eso.
Se pego a Stefan, empujándole escaleras abajo, motivo por el que
recibió una mirada furibunda de éste. Pero Elena oyó la voz de Stefan
en su mente mientras ambos desaparecían.
“vendré a buscarte mas tarde .Espérame .“
La muchacha deseo poder responder con su propia mente.
También reparó en una cosa. La voz mental de Stefan era mucho
más débil de lo que había sido cuatro días atrás, cuando se había
peleado con su hermano. Ahora que lo pensaba, no había sido capaz
de hablar mentalmente en absoluto antes de la celebración del día de
los Fundadores. Se había sentido tan confusa al despertar junto al rio
que no se le había ocurrido, pero en aquellos momentos la intrigó. Que
había sucedido que le había vuelto tan fuerte? Y por que se
desvanecía su fuerza ahora?
Elena tuvo tiempo de pensar al respecto sentada en la galería del
coro, mientras abajo la gente abandonaba la iglesia y en el exterior el
encapotado cielo se oscurecía poco a poco. Pensó en Stefan y en
Damon, y se pregunto si había efectuado la elección correcta. Había
jurado no permitir que pelearan por ella, pero ese juramento ya se
había roto. Estaba loca por intentar conseguir que vivieran bajo una
tregua, aunque fuera una temporal?
No había caído en la cuenta de lo agradable que era estar en el
exterior y en la oscuridad. Estar en el interior de edificios hacia que se
sintiera atrapada, y la luz diurna le hería los ojos. Esto era mejor, libre
y sin trabas…e invisible, Sus propios sentidos se regocijaron ante el
exuberante mundo que le rodeaba. Con el aire tan quieto, los olores
flotaban en èl durante mucho rato, y pudo oler todo una plétora de
criaturas nocturnas. Un zorro se dedicaba a hurgar en la basura de
alguien. Ratas de alcantarilla masticaban algo en los matorrales. Polillas
nocturnas se llamaban unas a otras mediante aromas.
Descubrió que no resultaba difícil llegar a casa de Meredith sin ser
descubierta; la gente parecía haber decidido permanecer dentro de
casa. Pero una vez que llegó allí, se quedó inmóvil contemplando con
desaliento la elegante alquería de porche cubierto. No podía
sencillamente ir hasta la puerta principal y llamar. ¿La estaba
esperando Meredith realmente? ¿No estaría aguardando fuera en caso
de ser así?
Meredith estaba apunto de recibir un terrible sobresalto si no la
esperaba, reflexionó Elena, observando la distancia que había hasta el
tejado del porche. La ventana del dormitorio de Meredith estaba
encima de él, justo al doblar la esquina. Habla un buen trecho, pero
Elena pensó que podía hacerlo.
Subirse al tejado fue fácil; los dedos de las manos y los dedos de los
pies descalzos encontraron asideros entre los ladrillos y la Izaron con
rapidez. Pero inclinarse al otro lado de la esquina para mirar por la
ventana de Meredith le costó una barbaridad. Pestañeó ante la luz que
brotaba al exterior.
Meredith estaba sentada en el borde de la cama, con los codos sobre
las rodillas, mirando al vacío. Cada dos por tres se pasaba una mano
por los oscuros cabellos. Un reloj sobre la mesilla de noche indicaba las
6:43
Elena golpeó levemente en el cristal de la ventana con las uñas.
Meredith dio un salto y miró en la dirección equivocada, hacia la
puerta. Se levantó, adoptando una postura agazapada de defensa,
aferrando un cojín en una mano. Cuando la puerta no se abrió, se
desplazó sigilosamente uno o dos pasos hacia ella, sin abandonar la
postura defensiva
¿_Quién es?: dijo.
Elena volvió a dar golpecitos en el cristal.
Meredith giró en redondo de cara a la ventana, respirando
agitadamente.
Déjame entrar —pidió Elena; no sabía si Meredith podía; oírla, así
que lo articuló claramente. Abre la ventana.
Meredith, jadeando, paseó la mirada por la habitación: como si
esperara que alguien apareciera para ayudarla. Cuando nadie lo hizo
se aproximó a la ventana como si ésta fuera un animal peligroso., Pero
no la abrió.
-Déjame entrar —repitió Elena, y luego añadió con impaciencia—. Si
no querías que viniera, ¿por qué me citaste?
Vio el cambio en Meredith cuando los hombros de ésta se relajaron
ligeramente. Poco a poco, con dedos que eran insólitamente torpes la
muchacha abrió la ventana y retrocedió.:
—Ahora pídeme que entre. De lo contrarió no puedo hacerlo.
En... —A Meredith le flaqueó la voz y tuvo que volver a intentarlo—.
Entra dijo.
Elena con un gesto de dolor, se impulsó por encima del alféizar, y
mientras se dedicaba a flexionar los adormecidos dedos, Meredith
añadió, casi como aturdida:
—Tienes que ser tú. Nadie da órdenes de ese modo.
—Soy yo —dijo Elena, que dejó de retorcerse las mano: para eliminar
los calambres y miró a su amiga a los ojos —. Realmente soy yo,
Meredith —repitió.
Meredith asintió y tragó saliva visiblemente, justo en aquel momento,
lo que Elena más habría deseado en el mundo habia sido que la otra
muchacha la hubiese abrazado. Pero Meredith: no era precisamente de
las que daban abrazos, y lo que hizo entonces fue retroceder despacio
para volver a sentarse en la cama.
-Siéntate- dijo con voz artificialmente calmado.
Elena retiró la silla del escritorio y adoptó maquinalmente la misma
postura que había tenidó Merédith momentos antes, los codos sobre las
rodillas y la cabeza inclinada. Luego: alzó los ojos.
—¿Cómo lo supiste?
-Yo…_Mederith se limito a mirarla fijamente por un instante, luego se
estremeció—. Bueno. Tu… cuerpo no llegó a encontrarse, por
supuesto. Eso era extraño. Y luego esos ataques que padecieron el
anciano y Vickie y Taner..., y Stefan y cosas pequeñas que había ido
juntando respecto a èl … Pero realmente no lo sabía. No con
seguridad. hasta ahora. finalizó Casi en un susurro
--Bien, fue una buena suposición—indico Elena.
Intentaba comportarse con normalidad, pero ¿Qué era normal en
aquella situación? Meredith actuaba corno si, apenas pudiera soportar
mirarla, y eso hacía que Elena se sintiera más aislada, más sola de lo
que recordaba haber estado nunca.
Sonó un timbre abajo. -Elena lo oyó, pero se dio cuenta que
Meredith no lo había oído.
_¿Quien viene? —preguntó—Ha llamado alguien.
-Pedí a Bonnie que viniera a Ias siete, si su madre la dejaba.
Probablemente sea ella. Iré a ver.
Meredith parecía casi indecentemente ansiosa por marcharse
—Aguarda. ¿Lo sabe ella?
—No... Ah, te refieres a que debería darle la noticia con suavidad.
Meredith volvió a pasear la mirada, por la habitación con aire
vacilante, y Elena presionó el interruptor de la pequeña: luz de lectura
que había junto a la cama.
-Apaga la luz de la habitación. Me lastima los ojos, de todos modos
—dijo en voz baja, y cuando Meredith asi lo hizo, el dormitorio quedó
bastante en penumbra para que pudiera ocultarse en las sombras.
Mientras aguardaba a que Meredith regresara con Bonnie se quedó
de pie en un rincón, abrazándose los codos con las manos. Tal vez
fuera una mala idea intentar involucrara Meredith y a Bonnie. Si la
imperturbable Meredith no era capaz de manejar la situación, ¿ qué
haría Bonnie?
Meredith anunció la llegada de las dos muchachas mascullando una
y otra vez: «No chilles ahora; haz el favor de no chillar», mientras
empujaba a Bonnie al otro lado del umbral.
—Pero ¿qué te pasa? ,Qué haces? jadeaba Bonnie—. Suéltame.
¿Sabes lo que tuve que hacer para conseguir que mi madre me dejara
salir de casa esta noche? Quiere llevarme al hospital de Roanoke.
Meredith cerró la puerta de una patada.
—De acuerdo —le dijo a Bonnie—, Ahora; vas ver algo que te...
bueno, va a provocarte una conmoción. Pero no puedes chillar, ¿me
entiendes? Te soltaré sí lo prometes.
—Está demasiado oscuro para ver nada, y me estás asustando ¿Qué
te pasa, Meredith? Ah, de acuerdo, lo prometo, pero de qué estás
hablando..
—Elena—dijo Meredith; y Elena lo tomó como una invitación y dio un
paso al frente.
La reacción de Bonnie no fue la que esperaba. Frunció el entrecejo y
se inclinó al frente, atisbando en la débil luz, y, al ver la figura de Elena,
lanzó una exclamación ahogada. Pero luego, mientras contemplaba
con fijeza el rostro de la muchacha, batió palmas con un gritito de
alegria.
¡Lo sabia ¡Sabía que se equivocaban! Ya lo ves, Meredith... Y tú y
Stefan pensabais que sabíais tantas cosas sobre - ahogarse y todo
eso. ¡Pero va sabía que os equivocabais! Oh, Elena, te echaba de
menos! Todo el instituto va a estar tan…
—¡Haz el favor de callar. Bonnie! ¡Silencio! —instó Meredith—. Te dije
que no gritaras. Escucha, idiota, ¿crees que si Elena realmente
estuviera bien estaría aquí de noche sin que nadie lo supiera?
--Pero esta bien, mírala. Esta ahí de, pie. Eres tú, ¿verdad Elena?
Bonnie empezó a ir hacia ella, pero Meredith volvió a sujetarla.
Sí, soy yo.
Elena tenía la extraña sensación de haber ido a parar a una comedia
surrealista, tal vez algo escrito por Kafka, sólo que no se sabía su
papel. No sabía qué decir a Bonnie, que parecía extasiada.
—Soy yo, pero... no estoy exactamente bien--dijo un tanto violenta,
sentándose Otra vez.
Meredith le dio un codazo a Bonnie para que se sentara en la cama.
—¿Por qué estáis siendo tan misteriosas vosotras dos? Está aquí, pero
no está bien. ¿Qué se supone que significa eso? Elena no sabía si reír o
llorar.
—Mira, Bonnie... Vaya, no sé cómo decirte esto. Bonnie, ¿ habló
alguna vez tu abuela médium sobre vampiros?
El silencio descendió sobre la habitación, pesado como una hacha.
Pasaron los minutos. Aunque pareciera imposible, los ojos de Bonnie se
abrieron aun más; luego se deslizaron hacia Meredith. Hubo varios
minutos más de silencio, y a continuación Bonnie se removió en
dirección a la puerta.
—Uh, mirad, chicas —dijo en voz baja esto está empezando a
resultar realmente raro. Me refiero a realmente, real mente,
realmente...
Elena rebuscó en su mente.
—Puedes mirarme los dientes- dijo.
Tensó hacia atrás el labio superior, dando golpecitos a un colmillo
con el dedo. Percibió cómo se alargaba y afilaba de un modo reflejo,
igual que la zarpa de un gato se extiende perezosamente.
Meredith se adelantó y miró, y luego desvió la mirada rápidamente.
Ya, no hace falta sacarle más punta al asunto—dijo, pero en su voz
no había nada del antiguo placer irónico ante su propio ingenio .
Bonnie, echa un vistazo—añadió.
Todo el júbilo, toda la excitación, habían desaparecido de Bonnie,
que daba la impresión de estar a punto de vomitar.
-No, no quiero hacerlo.
—Tienes que hacerlo. Tienes que creerlo, o jamás llegaremos a
ninguna parte. —Meredith forcejeó con tina Bonnie r ígida y combativa
para empujarla hacia adelante—. Abre los ojos, pequeña imbécil. Eres
tú la que adora todas esas cosas sobrenaturales.
—He cambiado de idea replicó ella casi sollozando, y había genuina
histeria en su voz—. Déjame en paz, Meredith; no quiero mirar. —Se
desasió violentamente.
—No tienes que hacerlo -musitó Elena, anonadada; el desaliento se
acumuló en su interior, y los ojos se inundaron de lágrimas—. Esto fue
una mala idea, Meredith. Me iré.
—No. No lo hagas. —Bonnie se dio la vuelta con la misma rapidez con
que había girado para apartarse de, ella y se arrojó en los brazos de
Elena—. Lo siento, Elena, lo siento. No me importa lo que seas;
simplemente me alegro de que hayas regresado. Ha sido terrible estar
sin ti. Sollozaba ahora con todas sus fuerzas
Las lágrirma que no quisieron surgir cuando Elena había estado con
Stefan salieron entonces. Lloró, abrazada a Bonnie, mientras sentía
cómo los brazos de Meredith las rodeaban a ambas. Todas lloraban,
Meredith en silencio, .Bonnie ruidosamente, y Elena, por su parte, con
apasionada intensidad. Sintió como si llorara por todo lo que le había
sucedido, por todo lo que había perdido, por toda la soledad, el miedo
y el dolor.
Al final, acabaron todas sentadas en el suelo, rodilla contra rodilla,
como lo habían hecho de niñas cuando se quedaban a dormir en casa
de alguna de ellas para urdir planes secretos. —Eres muy valiente -le
dijo Bonnie a Elena, sorbiéndose la nariz- . No entiendo cómo puedes ser
tan valiente respecto a eso.
—No sabes cómo me siento por dentro. No soy nada valiente. Pero
tengo que lidiar con ello de algún modo, porque no sé qué otra cosa
puedo hacer.
—Tus manos no están frías.-Meredith oprimió los dedos de Elena—.
Sólo algo frescas. Pensaba que estarían más frías.
—Las manos de Stefan tampoco están frías —dijo Elena, e iba a
seguir hablando, pero Bonnie chirriò:
¿Stefan?
Meredith y Elena la miraron.
—Ten un poco de sentido común, Bonnie. Una no se convierte en
vampira por sí misma. Alguien tiene que convertirte. —Pero ¿te refieres
a que Stefan._.? ¿Quieres decir que él es ? Bonnie se quedó sin voz.
—Creo —dijo Meredith— que tal vez este sea el momento para que
nos cuentes toda la historia, Elena. Como; por ejemplo, todos esos
detalles menores que dejaste fuera la última vez que te pedimos toda
la historia.
Elena asintió:
.Tienes razón. Es difícil de explicar pero lo intentaré
Aspiró profundamente—. Bonnie, ¿recuerdas el primer día de
escuela? Fue la primera vez que te oí hacer -una profecía. Miraste la
palma de mi mano y dijiste que conocería a un chico, un chico moreno,
un desconocido. Y que no era alto, pero que lo habia sido en una
ocasión. Bueno...____________miró a Bonnie y luego a Meredith—, Stefan
no es realmente alto ahora. Pero lo fue en una ocasión..; comparado
con otras personas del siglo xv
Meredith asintió, pero Bonnie emitió un sonido quedo. y se tambaleó
hacia atrás, como conmocionada.
—Quieres decir que…
Quiero decir que vivió en la Italia del Renacimiento, y la gente era por
lo general más baja entonces. Así que Stefan parecía alto en
comparación. Y aguarda, antes de que te desmayes, aquí hay algo más
que deberíais saber. Damon es su hermano.
Meredith volvió á asentir.
—Me imaginé algo parecido. Pero entonces, ¿por qué ha estado
diciendo Damon que es un estudiante universitario?
—No se llevan demasiado bien. Durante mucho tiempo Stefan ni
siquiera sabía que Damon estaba en Fell's Church.
Elena titubeó. Se estaba acercando a la historia personal dé; Stefan,
algo que siempre había considerado que era un secretó que debía
contar él, y no otros. Pero Meredith tenía razón: era hora de sacar a la
luz toda la historia.
Escuchad la cosa fue como sigue —dijo—: Stefan y Damon estaban
ambos enamorados de la misma chica, allá en la Italia del
Renacimiento. Era alemana y se llamaba Katherine.
El motivo por el que Stefan me esquivaba al inicio del curso era que
se la recordaba; también era rubia y tenía los ojos azules.
Ah, y este era su anillo..- Soltó la mano de Meredith y se los mostrò
el intricadamente grabado aro de oro con el solitario lapilazuli.
»Y lo que sucede es que Katherine era una vampira. Un tipo llamado
Klaus la había convertido en su pueblo a Alemania para salvarla de morir
debido a la ultima enfermedad que había aparecido. Tanto Stefan como
Damon lo sabían, pero no les importo. Le pidieron que eligiera con quien
de ellos se quería casar.
Elena se detuvo y les dedicó una sonrisa torcida, pensando qu el
señor Tanner había tenido razón; la historia si se repetía. Solo esperaba
que su historia no finalizara como la de Katherine.
-Pero ella los eligió a los dos. Intercambio sangre con ambos, y dijo que
los tres podían ser compañeros durante toda la eternidad.
--Suena rárillo —murmuró Bonnie.
—A lo que suena es estúpido —dijo Meredith.
Tu lo has dicho —le indicó Elena—. Katherine era encantadora, pero no
muy lista. Ya desde antes, Stefan y Damon no se caían bien. Le dijeron
que tenía que elegir, que ni considerarían compartirla. Y ella echó a
correr llorando. Al día siguiente... Bueno, hallaron su cuerpo, o lo que
quedaba de él. Veréis, un vampiro necesita un talismán como este anillo
para salir a la luz del sol sin morir. Y Katherine salió a la luz del sol y se
quitó el suyo. Pensó que si ella desaparecía, Damon y Stefan se
reconciliarían.
—Ah, cielos, qué rom..
-No, no lo es –Elena interrumpió a Bonnie con ferocidad- . No es
romántico en absoluto. Stefan lleva viviendo con un sentimiento de culpa
desde entonces, y creo que también Damon, aunque jamás
conseguirías que lo admitiese. Y el resultado inmediato fue que ellos
cogieron un par de espadas y se mataron el uno al otro. Sí se mataron.
Por eso son vampiros ahora, y por eso se odian tanto. Y por -eso
probablemente estoy loca al intentar conseguir que cooperen ahora.

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