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para todos aquellos fanaticos de las historias de ficcion y los vampiros en este blog publicare los libros de la exitosa saga que a arrasado por EEUU cronicas vampiricas (de la serie vampires diarie)...


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martes, 2 de febrero de 2010

FURIA-- CRONICAS VAMPIRICAS-- CAPITULO 7

-¿Cooperar en qué? -preguntó Meredith.
-Os lo explicaré más tarde. Pero primero quiero saber qué ha estado
sucediendo en la ciudad desde que... me fui.
-Bueno, histeria, principalmente -contestó Meredith, enarcando una
ceja-. Tu tía Judith ha estado bastante mal. Tuvo una alucinación en la
que te veía; sólo que no fue una alucinación, ¿verdad? Y ella y Robert
digamos que más o menos han roto.
- L o sé -repuso Elena con tono sombrío-. Sigue.
-Todo el mundo en la escuela está alterado. Quise hablar con Stefan,
en especial cuando empecé a sospechar que no estabas realmente
muerta, pero no ha ido a clase. Matt sí ha ido, Pero le pasa algo. Parece
un zombie, y no quiere hablar con nadie. Quise explicarle que existía
una posibilidad de que no te -subieras marchado para siempre, pensé
que eso le animaría. pero no quiso escucharme. Actuaba de un modo
que no era nada típico en él, y en un momento dado pensé que iba a
pegarme. No quiso escuchar ni una palabra.-Ah , Dios mío... Matt.
Algo terrible despertaba en lo más profundo de la mente de Elena,
un recuerdo demasiado perturbador para dejarlo suelto. No podía
enfrentarse a nada más en aquellos momentos, no podía, se dijo, y
volvió a sumergir el recuerdo en lo más profundo de su ser.
Meredith seguía hablando:
-Está claro, no obstante, que otras personas sienten suspicacias
respecto a tu «muerte». Por eso dije lo que dije en el funeral; temía
que si decía el auténtico día y el lugar, Alaric Saltzman acabaría
tendiéndote una emboscada fuera de la casa. Ha estado haciendo toda
clase de preguntas, y es buena cosa que Bonnie no supiera nada que
pudiera revelar sin querer.
-Eso no es justo -protestó Bonnie-. Alaric simplemente está
interesado, eso es todo, y quiere ayudarnos a superar el trauma, como
antes. Es un acuario...
-Es un espía -dijo Elena-, y tal vez más que eso. Pero hablaremos de
ello más tarde. ¿Qué hay de Tyler Smallwood? No le vi en el oficio.
Meredith se mostró perpleja.
-¿Quieres decir que no lo sabes?
-No sé nada en absoluto; he estado durmiendo durante cuatro días
en un desván.
-Bueno... -Meredith se interrumpió nerviosamente-, Tyler acaba de
regresar del hospital. Lo mismo que Dick Carter y los cuatro matones
que les acompañaban el Día de los Fundadores. Les atacaron en el
cobertizo prefabricado aquella tarde y perdieron mucha sangre.
Vaya.
El misterio de por qué habían sido los poderes de Stefan mucho más
fuertes esa noche quedaba explicado. Y también
por qué se habían ido debilitando a partir de ese momento.
Probablemente, no había comido desde entonces.
-Meredith, ¿es sospechoso Stefan?
-Bueno, el padre de Tyler intentó hacer que lo fuera, pero la policía
no consiguió que las horas encajaran. Saben aproximadamente cuándo
atacaron a Tyler, porque tenía que reunirse con el señor Smallwood y
no apareció. Y Bonnie y yo podemos darle una coartada a Stefan para
ese tiempo porque lo acabábamos de dejar junto al río con tu cuerpo.
De modo que no podría haber regresado al cobertizo para atacar a
Tyler; al menos un humano normal no podría. Y por el momento la
policía no piensa en nada sobrenatural.
-Comprendo. -Elena se sintió aliviada, al menos en ese sentido.
-Tyler y los otros chicos no pueden identificar al atacante porque no
recuerdan absolutamente nada de aquella tarde -añadió Meredith.
- N i tampoco Caroline.
--¿Caroline estaba allí dentro?
-Sí , pero no la mordieron. Sólo está conmocionada. A pesar de todo
lo que ha hecho, casi siento lástima por ella. - Me r edith se encogió de
hombros y añadió-: Tiene un aspecto de lo más patético estos días.
- Y no creo que nadie vaya a sospechar jamás de Stefan iespués de
lo sucedido con esos perros en la iglesia hoy - i n tervino Bonnie-. Mi
padre dice que un perro grande podría haber roto la ventana del
cobertizo, y las heridas de la gargan_a de Tyler parecían heridas
hechas por un animal. Creo que mucha gente cree que fue un perro o
una jauría de perros los que lo hicieron.
- Es una. explicación cómoda --indicó Meredith con tono
seco-. Significa que no tienen que seguir pensando en ello.
-Pero eso es ridículo -di jo Elena-. Los perros normales no actúan de
ese modo. ¿No se pregunta la gente por qué sus perros se volvieron
locos de repente y se revolvieron contra ellos?
-Gran cantidad de personas simplemente se está deshaciendo de
ellos. Ah, y oí que alguien hablaba sobre pruebas obligatorias de la
rabia -repuso Meredith-. Pero no es sólo rabia, ¿verdad, Elena?
-No , no lo creo. Y tampoco lo creen ni Stefan ni Damon. Y de eso es
de lo que vine aquí a hablaros.
Elena explicó, con tanta claridad como pudo, lo que había estado
pensando sobre el Otro Poder de Fell's Church. Les habló de la fuerza
que la había sacado del puente y de la sensación que había tenido con
los perros y sobre todo lo que Stefan, Damon y ella habían hablado.
Finalizó diciendo:
- Y la misma Bonnie lo dijo en la iglesia hoy: «Algo maligno». Creo
que eso es lo que hay aquí en Fell's Church, algo cuya existencia nadie
conoce, algo totalmente malvado. Supongo que tú no sabes qué
querías decir con eso, Bonnie.
Pero la mente de Bonnie corría por otros derroteros.
-As í que Damon no fue necesariamente quien hizo todas esas cosas
horribles que dijiste que hizo -comentó con astucia-. Como matar a
Yangtze y hacer daño a Vickie y asesinar al señor Tanner y todo eso. Ya
te dije que nadie tan divino podía ser un asesino psicópata.
--Creo -di jo Meredith, echando una ojeada a Elena- que
será mejor que te olvides de Damon como personaje romántico.
- S í -indicó Elena, categórica-. Él sí mató al señor Taner,
Bonnie. Y lo lógico es que llevara a cabo los otros ataques
también; le preguntaré sobre eso. Y ya tengo bastantes problemas
lidiando con él yo misma. No quieras tener nada que ver con él,
Bonnie, créeme.
Se supone que debo dejar en paz a Damon; se supone que debo
dejar en paz a Alaric... ¿Hay chicos con los que no se suponga que no
deba involucrarme? Y entretanto Elena se los queda todos. No es justo.
- L a vida no es justa - l e dijo Meredith, insensible-. Pero escucha,
Elena, si este Otro Poder existe, ¿qué clase de poder crees que es?
¿Qué aspecto tiene?
- No lo sé. Algo tremendamente fuerte... Pero podría estar
escudándose de algún modo, de modo que no podemos percibirlo.
Podría parecer una persona corriente. Y por eso vine a pedir vuestra
ayuda, porque puede ser cualquier persona de Fell's Church. Es como
lo que Bonnie dijo en el oficio hoy: «Nadie es lo que parece».
Bonnie adoptó una expresión de desamparo.
- No recuerdo haber dicho eso.
- Lo dijiste, ya lo creo. «Nadie es lo que parece» -volvió a citar
Elena en tono grave-. Nadie.
Echó una veloz mirada a Meredith, pero los oscuros ojos bajo las
cejas elegantemente arqueadas estaban tranquilos y listantes.
- Bueno, eso parece que convierte a todo el mundo en sosechoso
-repuso la muchacha con su voz más serena-. ¿De =cuerda?
- De acuerdo -dijo Elena_ , pero será mejor que cojamos un
cuaderno y un lápiz y hagamos una lista de los más importantes.
Damon y Stefan ya han aceptado ayudar a investigar, y si vosotras
también ayudáis, tendremos una mayor posibilidad de descubrirle.
Empezaba a cogerle el ritmo a aquello; siempre había sido buena
organizando cosas, desde ardides para conseguir atraer a chicos hasta
funciones para recaudar fondos. Aquello era simplemente una versión
más seria de los viejos plan A y plan B.
Meredith dio el lápiz y el papel a Bonnie, que los miró, y luego a
Meredith, y a continuación a Elena.
- Estupendo -di jo , pero ¿quién estará en la lista?
- Bueno, cualquiera que tengamos motivos para sospechar que sea
el Otro Poder. Cualquiera que podría haber hecho las cosas que
sabemos que hizo: encerrar a Stefan en el pozo, perseguirme, lanzar
esos perros contra la gente. Cualquiera que hayamos visto que se
comportaba de un modo extraño.
-Matt -dijo Bonnie, escribiendo diligentemente-. Y Vickie. Y Robert.
- jBonnie! -exclamaron Elena y Meredith simultáneamente.
Bonnie alzó los ojos.
-Bueno, Matt ha estado actuando de un modo raro, y también Vickie,
desde hace meses ya. Y Robert rondaba por el exterior de la iglesia
antes del oficio, pero nunca llegó a entrar...
-Vamos, Bonnie, por favor -di jo Meredith-. Vickie es una víctima, no
una sospechosa. Y si Matt es un poder maligno, yo soy el jorobado de
Notre Dame. Y en cuanto a Robert...
-Muy bien, lo he tachado todo -anunció Bonnie con frialdad . Ahora
oigamos vuestras ideas.
- N o , espera -repuso Elena-. Bonnie, espera un momento. -Pensaba
en algo, algo que la había estado incomodando desde hacía un tiempo,
desde que...-. Desde la iglesia -di jo en voz alta, recordándolo-. Sabéis
una cosa, yo también vi a Robert fuera de la iglesia, cuando estaba
escondida en la galeria del coro.
Fue justo antes de que los perros atacaran, y él parecía estar
echándose hacia atrás, como si supiera lo que iba a suceder.
- Oh, pero Elena...
No, escucha, Meredith. Le vi antes, el sábado por la noche, con tía
Judith_ Cuando ella le dijo que no se casaría con él, había algo en su
cara... No sé. Creo que será mejor que vuelvas a ponerlo en la lista,
Bonnie.
Muy seria, tras un instante de vacilación, Bonnie lo hizo.
- ¿Quién más? -preguntó.
- Bueno, Alaric, me terno__ siguió Elena-. Lo siento, Bonnie, pero es
prácticamente el número uno. - Les contó lo que había oído por
casualidad aquella mañana entre Alaric y el director de la escuela-. No
es un profesor de historia corriente; le hicieron venir por algún motivo.
Sabe que soy una vampira, y me está buscando. Y hoy, mientras los
perros atacaban, estaba allí de pie a un lado, efectuando alguna
especie de ademanes misteriosos. Sin lugar a dudas, no es lo que
parece, y la única pregunta es: ¿qué es? ¿Estás escuchando, Meredith?
-Sí. Sabes una cosa, creo que deberías poner a la señora Flowers en
esa lista. ¿Recordáis el modo en que se quedó ante la ventana de la
casa de huéspedes cuando llevábamos a Stefan de vuelta del pozo?
¿Cómo no quiso bajar para abrirnos la puerta? Eso es un
comportamiento extraño.
Elena asintió.
Sí, y el modo en que se pegaba a mí cuando yo iba a visitar a Stefan.
Y, desde luego, se mantiene alejada de todos en esa vieja casa. Puede
que simplemente sea una anciana chiflada, pero anótala de todos
modos, Bonnie.
Se pasó una mano por los cabellos, alzándolos para apartarlos del
cogote. Tenía calor. O... no era calor exactamente,
sino que se sentía incómoda de un modo parecido a estar acalorada.
Se sentía reseca.
- D e acuerdo, pasaremos por la casa de huéspedes mañana antes
de la escuela -repuso Meredith-. Entretanto, ¿qué más podemos hacer?
Echemos un vistazo a esa lista, Bonnie.
Bonnie alargó la lista para que pudieran verla, y Elena y Meredith se
inclinaron hacia adelante y leyeron:
VICKIE BENNETT
Robert Maxwell: ¿Qué hacía en la iglesia cuando atacaron los perros?
¿Y que fue lo que pasó aquella noche con la tía de Elena?
Alaric Saltzman: ¿Por qué hace tantas preguntas? ¿Para que le
hicieron venir a Fell's Church?
Señora Flowers: ¿Por qué actúa de un modo tan extraño? ¿Por qué
no nos abrió la puerta la noche que Stefan resultó herido?
-Estupendo -di jo Elena-. Imagino que también podríamos averiguar
de quién eran los perros que había en la iglesia hoy. Y podéis vigilar a
Alaric en la escuela mañana.
-Yo vigilaré a Alaric -declaró Bonnie con energía- y
haré que quede libre de sospechas; ya veréis como lo hago.
-Estupendo, tú haz eso. Te podemos asignar a él. Y Meredith
puede investigar a la señora Flowers, y yo puedo ocuparme
de Robert. Y en cuanto a Stefan y a Damon... Bueno, se les
puede asignar a todo el mundo, porque pueden usar sus poderes
para sondear las mentes de las personas. Además, esa lista
no está ni mucho menos completa. Les pediré que exploren
los alrededores de la ciudad en busca de cualquier señal de Poder
o de cualquier cosa rara que suceda. Ellos tienen más posibilidades
que yo de reconocer esas cosas.
Recostándose, Elena se humedeció los labios distraídamente. Estaba
reseca. Reparó en algo que nunca antes había observado: la delicada
tracería de venas en la parte interior de la muñeca de Bonnie. La
muchacha sostenía aún el cuaderno, y la piel de la muñeca era tan
traslúcida que las venas verde azulado se transparentaban claramente.
Elena deseó haber escuchado cuando habían estudiado anatomía
humana en la escuela; ¿qué nombre recibía aquella vena, la grande
que se bifurcaba como una horqueta en un árbol...?
¿Elena, Elena!
Sobresaltada, Elena alzó los ojos y vio la circunspecta mirada de los
ojos oscuros de Meredith y la expresión alarmada de Bonnie. Fue
entonces cuando advirtió que estaba acuclillada muy cerca de la
muñeca de Bonnie, frotando la vena más grande con el dedo.
- L o siento__ murmuró, sentándose hacia atrás.
Pero sentía la mayor longitud y la agudeza de los colmillos. Era algo
parecido a llevar un aparato en la boca; notaba claramente la
diferencia de peso. Advirtió que la sonrisa tranquilizadora que dirigía a
Bonnie no obtenía el efecto deseado; la muchacha parecía asustada, lo
que era estúpido. Bonnie debería saber que Elena jamás le haría daño.
Y Elena no estaba muy hambrienta esta noche; Elena siempre había
comido poco. Podía obtener todo lo que necesitaba de aquella
diminuta vena de la muñeca...
Elena se puso en pie de un salto y giró hacia la ventana,
recostándose en el marco, sintiendo el soplo del fresco aire nocturno
sobre la piel. Se sentía mareada, y no parecía conseguir respirar.
¿Qué había hecho? Se dio la vuelta y se encontró con Bonnie
acurrucada contra Meredith, las dos mirándola aterradas. Detestó
verlas mirarla de aquel modo.
- L o siento -dijo--. No era mi intención, Bonnie. Mirad, no voy a
acercarme más. Debería haber comido antes de venir aquí. Damon dijo
que tendría hambre más tarde.
Bonnie tragó saliva, y su rostro adquirió un aspecto aún más
enfermizo.
-¿Comido?
-Sí , claro -respondió Elena con aspereza.
Le ardían las venas; ésa era la sensación. Stefan se lo había
descrito anteriormente, pero ella jamás lo había comprendido
en realidad; jamás había comprendido lo que él padecía cuando
le acuciaba la necesidad de sangre. Era terrible, irresistible.
-¿Qué creéis que como estos días, aire? --añadió desafiante
--. Soy una cazadora ahora, y será mejor que salga a cazar.
Bonnie y Meredith intentaban sobrellevarlo; podía ver que lo
intentaban, pero también podía ver la repugnancia en sus ojos. Se
concentró en usar sus nuevos sentidos, en abrirse a la noche y buscar
la presencia de Stefan o Damon. Resultaba difícil, porque ninguno de
ellos estaba proyectando su mente como él lo había hecho la noche
que habían peleado en el bosque, pero le pareció que podía percibir un
atisbo de Poder allí fuera en la ciudad.
Sin embargo, no tenía modo de comunicarse con él, y la
contrariedad hizo que el calor infernal de sus venas empeorara.
Acababa de decidir que tendría que marchar sin ninguno de ellos
cuando las cortinas se agitaron violentamente hacia atrás contra su
rostro, aleteando en una ráfaga de viento. Bonnie se alzó con un
tambaleo, derribando la lámpara portátil de la mesilla de noche y
sumiendo la habitación en la oscuridad.
Con una maldición, Meredith se afanó en volver a ponerla derecha.
Las cortinas aleteaban violentamente en la titilante luz que emergía, y
Bonnie parecía que intentaba chillar.
Cuando la bombilla volvió a estar en su lugar, la luz mostró a Damon
sentado como si tal cosa, pero precariamente, en el aléizar de la
ventana, con una rodilla alzada. Mostraba una de sus sonrisas más
licenciosas.
- ¿Os importa? -inquirió-. Esto es incómodo.
Elena dirigió una veloz mirada a Bonnie y Meredith, que estaban
apoyadas en el armario empotrado, con aspecto horrorizado e
hipnotizado a la vez. Ella misma sacudió la cabeza, Exasperada.
- Y yo creía que era a mí a quien le gustaba hacer entradas teatrales
- d i j o - . Muy divertido, Damon. Ahora vámonos.
- ¿Con dos amigas tuyas tan hermosas justo aquí? -Da non volvió a
sonreír a Bonnie y a Meredith-. Además, acabo de llegar. ¿No va a ser
nadie un poco amable y me invita a entrar?
Los ojos castaños de Bonnie, clavados con impotencia en el postro
del muchacho, se ablandaron ligeramente. Los labios de la joven, que
se habían abierto en una expresión horrorizada, se abrieron más. Elena
reconoció las señales de un derretimiento inmediato.
- No, no lo harán -dijo, y se colocó directamente entre Damon y las
otras muchachas-. No hay nadie aquí para ti, Damon... Ni ahora, ni
nunca. -Viendo la llamarada de desafío de sus ojos, añadió
maliciosamente-: Y de todos modos, yo me voy. No sé que harás tú,
pero me voy de caza.
La tranquilizó percibir la presencia de Stefan a poca distanria, en el
tejado, probablemente, y oír su instantánea rectificacion:
«Nos vamos de caza, Damon. Puedes quedarte aquí sentado toda la
noche si quieres».
Damon cedió con elegancia, lanzando una última mirada divertida a
Bonnie antes de desaparecer de la ventana. Cuando lo hizo, tanto
Bonnie como Meredith dieron un paso al frente alarmadas,
evidentemente pensando que había ido a estrellarse contra el suelo.
-Está perfectamente -di jo Elena, volviendo a sacudir la cabeza-. Y
no os preocupéis, no le dejaré volver. Me reuniré con vosotras a la
misma hora mañana. Adiós.
-Pero... Elena... -Meredith se interrumpió-. Quiero decir, iba a
preguntarte si querías cambiarte de ropa.
Elena se contempló. Aquel vestido que era una reliquia del siglo xix
estaba hecho jirones y manchado, la fina muselina desgarrada en
algunos lugares. Pero no había tiempo para cambiarse; tenía que
alimentarse ya.
-Tendrá que esperar - d i j o - . Os veo mañana.
Y se impulsó fuera de la ventana del modo en que Damon lo había
hecho. Lo último que vio de ellas fue a Meredith y a Bonnie
contemplándola marchar, aturdidas.
Sus aterrizajes mejoraban; en esta ocasión no se magulló las
rodillas. Stefan estaba allí, y la envolvió en algo oscuro y cálido.
-Tu capa -di jo ella, complacida.
Por un momento se sonrieron mutuamente, recordando la primera
vez que él le había dado la capa, después de haberla salvado de Tyler
en el cementerio y haberla llevado a su habitación para que se lavara.
Él había temido tocarla entonces. Pero, pensó ella, sonriendo a sus
ojos, ella se había ocupado de aquel miedo con suma rapidez.
-Pensaba que íbamos de caza -comentó Damon.
Elena volvió la cabeza para sonreírle, sin soltar su mano de la de
Stefan.
Y vamos -respondió-. ¿Adónde deberíamos ir?
- A cualquier casa de esta calle -sugirió Damon. Al bosque dijo
Stefan.
--Al bosque -decidió Elena-. No tocamos a los humanos, y no
matamos. ¿No es así, Stefan?
Él le devolvió la presión de los dedos.
Así es -di jo en voz baja.
Damon torció el gesto con expresión pedante.
- Y, exactamente, ¿qué vamos a buscar en el bosque, o es mejor que
no lo sepa? ¿Rata almizclera? ¿Mofeta? ¿Termitas? - Los ojos se
movieron hacia Elena y bajó la voz - . Ven conmigo, y te mostraré lo
que es cazar de verdad.
Podemos ir atravesando el cementerio -di jo Elena, haciendo caso
omiso de él.
Ciervos de cola blanca se alimentan durante toda la noche en las
zonas despejadas - l e indicó Stefan-. Pero debemos tener cuidado al
acecharlos: oyen casi tan bien como nosotros.
«Otra vez, entonces», dijo la voz de Damon en la mente de la
muchacha.

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