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para todos aquellos fanaticos de las historias de ficcion y los vampiros en este blog publicare los libros de la exitosa saga que a arrasado por EEUU cronicas vampiricas (de la serie vampires diarie)...


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lunes, 12 de abril de 2010

EL RETORNO: ALMAS SOMBRIAS-- CAPITULO 8

Mientras ellos se apresuraban desde el auto hacia el vistoso
cuarto del motel, Elena tuvo que poner presion en sus piernas
para mantenerlas firmes bajo ella. Tan pronto como la puerta
se cerro de un portazo, con la tormenta mas o menos fuera y
su agarrotado interior doliendo, ella fue al baño sin siquiera encender la luz.
Su ropa, cabello y pies estaban humedos.
Las luces fluorecentes del baño parecian muy brillantes despues de la
oscuridad de la noche y la tormenta. O tal vez era el principio de lo que habia
aprendido de circular su poder.
Eso habia sido ciertamente una sorpresa, Damon ni siquiera la habia tocado,
pero el choque que habia sentido aun reverberaba en su interior. Y el
sentimiento de controlar su poder por fuera de ella, bien, para eso no habian
palabras. Habia sido una experiencia que le hizo perder el aliento, de
acuerdo.
Incluso ahora solo pensar en eso hacia sus piernas temblar.
Pero ahora estaba mas claro que nunca que Damon no queria nada con ella.
Elena confronto su propia imagen en el espejo e hizo una mueca. Si, ella se
veia como una rata ahogada que habia sido arrastrada una milla por una
cuneta. Su cabello estaba humedo, tornando sus ondas de seda en pequeños
mechones alrededor de toda su cara y cabeza; estaba tan blanca como un
invalido y sus ojos azules miraban fijamente desde la desinflada y
cansada cara de la niña.
Por solo un momento ella recordo haber estado uncluso en peor condicion
unos dias—si, solo fue hace unos dias—atras, y tener a Damon tratandola
con la mayor amabilidad, como si su apariencia desastrosa fuera nada para él.
Pero esos recuerdos habían sido llevados de Damon por Shinichi, y era
mucho esperar que ese fuera su real estado mental. Ese había sido...
capricho... así como sus otros caprichos.
Furiosa con Damon—y con ella misma por la punzada que estaba sintiendo
tras sus ojos—Elena se aparto del espejo.
El pasado era el pasado. Ella no tenía idea porque Damon había decidido
repentinamente apartarse de un tirón de su toque, o mirarla con ojos duros de
predador. Algo había hecho que el la odiara, hacer que escasamente se
sentara a su lado en el auto. Y lo que sea que fuera, Elena tenía que aprender
a ignorarlo, porque si Damon se iba, ella no iba a poder encontrar a Stefan.
Stefan. Al menos su nervioso corazón podía encontrar algo de tranquilidad
pensando en el. A él no le importaría como se viera: toda su preocupación
seria porque estuviera bien. Elena cerró sus ojos mientras abría la llave de
agua caliente y se quitaba su ropa húmeda, calentándose con el amor y la
aprobación de Stefan en su imaginación.
El motel tenía en sus habitaciones pequeñas botellas con baño de burbujas
pero Elena lo dejo solo. Ella había traído su propia bolsa dorado-traslucida de
cristales de vainilla para el baño en su maleta, y esa era su primera
oportunidad de usarlos.
Cuidadosamente ella tomo una tercera parte de la bolsa de cristales llenando
rápidamente la bañera con esencia de vainilla y froto sus piernas con estas,
agradecida.
Minutos después, Elena estaba hundida en agua caliente con un jabón de
esencia de vainilla. Sus ojos estaban cerrados y la calidez estaba empapando
su cuerpo. Las suaves sales desintegradas estaban llevándose su dolor.
Estas no eran sales ordinarias. No tenían olor medicinal pero
habían sido dadas por la casera de Stefan. La señora Flowers, quien era una gentil mayor bruja blanca. Las preparaciones con hierbas eran
la especialidad de la señora Flowers, y ahora mismo Elena podía jurar que la
tensión del último par de días estaba siendo activamente sacada de su cuerpo
y gentilmente desechada.
Oh, esto era justamente lo que había necesitado, Elena jamás había apreciado
tanto un baño.
Ahora, solo había una cosa, se dijo firmemente mientras inhalaba la deliciosa
esencia de vainilla. Tu le pediste a la señora Flowers una sales que te
relajaran, pero tú no puedes quedarte dormida aquí. Te ahogarás, y sabes
perfectamente lo que se siente. Estar allí, hacer aquello, ni siquiera tener que
comprar la ropa de luto.
Pero incluso ahora los pensamientos de Elena eran tenues y mas
fragmentados mientras el agua caliente seguia relajando sus musculos, y la
escencia de vainilla rodeaba su cabeza. Estaba perdiendo continuidad, su
mente a la deriva soñando despierta... Ella se estaba rindiendo al calor y al
lujo de no tener nada en absoluto...
Ella estaba dormida.
En su sueño, ella se estaba moviendo rapidamente. Solo habia media luz pero
ella podia decir de algun modo que estaba descendiendo por una neblina gris.
Lo que la preocupaba era que parecia que estaba rodeando algun tipo de
discusion, y ellos estaban discutiendo sobre ella.
“¿Una segunda oportunidad? Ya he hablado con ella sobre eso.”
“Ella no recuerda nada.”
“No importa si lo recuerda. Todo va a permanecer en su interior. Sin
despertar.”
“Eso germinara en ella... hasta que sea el tiempo.”
Elena no tenia idea lo que eso significaba.
Y entonces la niebla se fue adelgazando y nubes iban abriendole camino, y
ella fue deslizada hacia abajo, mas y mas lentamente, hasta que fue dejada
gentilmente sobre un prado cubierto de agujas de pino.
Las voces se habian ido. Ella estaba tendida sobre el suelo del bosque pero
no estaba desnuda. Estaba luciendo su camison mas bello, el de cintas
valencianas. Estaba escuchando pequeños ruidos de la noche cuando de
pronto su aura reacciono de un modo que nunca antes lo habia hecho.
Eso le dijo que alguien estaba viniendo. Alguien quien traia un sentimiento
de seguridad y calor de tonalidad tierra, en suaves colores rosa y un profundo
azul violeta que la rodeaba incluso antes que llegara esa persona. Esos...
eran... sentimientos de alguien sobre ella. Y entre el amor y la preocupacion
que ella sintio, habian profundos verdes del bosque, destellos de tibio dorado
y misteriosos tintes de traslucido, como una cascada que destallaba como
diamantes al caer sobre ella.
Elena, una voz susurro, Elena..
Esto era tan familiar...
Elena, Elena.
Ella lo conocia...
Elena, mi angel.
Significaba el amor.
Incluso mientras Elena estaba levantandose y girando en su sueño, estaba
levantando sus brazos. Esta persona le pertenecia. Era su magia, su alivio, lo
mas amado. No importaba como habia llegado, o que habia pasado antes. Era
su eterna alma gemela.
Y entonces...
Fuertes brazos sosteniendola...
Un cuerpo calido cerca de ella...
Dulces besos...
Muchas, muchas veces...
Este era su sentimiento familiar mientras se derretia en su abrazo...
El era tan gentil, pero casi fuerte en su amor por ella. El habia hecho el voto
de no matar, pero el mataria por salvarla. Ella era lo mas sagrado en el
mundo para el... Cualquier sacrificio valdria la pena si ella estaba a salvo y
libre. Su vida no era nada sin ella, entonces la daria con gusto, riendo y
besando la mano de ella en su ultimo aliento.
Elena respiro la maravillosa esencia de otoño de su sueter y se sintio
reconfortada. Como un bebe, ella se permitio ser calmada por esos olores,
por tener su rostro apoyado contra su hombro y la maravilla de estar
respirando juntos en sincronia.
Cuando ella intento poner su nombre al milagro, estaba en el fondo de su
mente.
Stefan...
Elena ni siquiera tenia que mirar su rostro para saber que los ojos verde-hoja
de Stefan estarian bailando como las aguas de un pequeño pozo alterado por
el viento destellando con miles de diferentes puntos de luz. Ella enterro su
rostro en su cuello, temiendo de algun modo alejarse de el, aunque no podia
recordar porque.
No se como llegue aqui, le dijo no verbalmente. De hecho, ella no recordaba
nada antes que esto, antes de despertar a sus llamados, solo habian imagenes
revueltas.
No importa. Estoy contigo.
El miedo la agarro. Esto no... es solo un sueño, ¿verdad?
Ningun sueño es solo un sueño. Siempre estoy contigo.
Pero, ¿como llegamos aqui?
Shhh. Estas cansada. Te sostendré. En mi vida. Lo juro. Solo descansa.
Dejame sostenerte solo una vez...
¿Solo una vez? pero...
Pero ahora Elena se sentia preocupada y aturdida, y ella tuvo que dejar caer
su cabeza atras para ver la cara de Stefan.
Levanto su barbilla y se encontro mirando los sonrientes ojos de una
oscuridad absoluta en un cincelado, palido y orgullosamente simpatico
rostro.
Ella casi grita en horror.
Silencio, angel.
Damon.
Sus ojos oscuros brillaron de amor y diversion ¿Quien mas?
¿Como te atreves—como llegaste aqui? Elena estaba más que confundida.
No pertenezco a ningn lugar, puntualizo Damon, repentinamente triste. Ya
sabes, siempre estare contigo.
Yo no; yo no—¡Regresame a Stefan!
Pero era demasiado tarde. Elena estaba consciente del sonido del agua
goteando y agua tibia derramandose a su alrededor. Ella se levanto justo a
tiempo para levantar su cabeza antes de que se hundiera en la bañera.
Un sueño...
Ella sintio su cuerpo mas flexible y ligero, pero no pudo evitar sentirse triste
por su sueño. Esa no habia sido una experiencia extracorporal tampoco—
habia sido un siple, mezclado, loco sueño por si solo.
No pertenexco a ningun lugar. Siempre estare contigo.
Ahora, ¿que memeces queria decir eso?
Pero algo en el interior de Elena temblo, incluso mientras lo recordaba.
Ella precipitadamente se cambio—no por su camisón de lazos valencianos,
sino en una sudadera gris y negra. Cuando ella emergió, se estaba sintiendo
más agotada, irritada y lista para iniciar una pelea si Damon daba alguna
señal de irritación acerca de su sueño.
Pero Damon no lo hizo. Elena vio una cama, consiguió enfocarse en ella, se
tropezó contra ella y colapso, dejándose caer en almohadas que se hundían
insatisfactoriamente bajo su cabeza. A Elena le gustaban sus almohadas
firmes.
Por unos momentos ella se tendió, saboreando sus sensaciones, mientras su
piel gradualmente se serenaba—su cabeza se serenaba al tiempo. Hasta
donde podía decir, Damon estaba exactamente en la misma posición que
había tomado cuando entro a la habitación.
Y estaba igualmente silencioso que en la mañana.
Finalmente, para terminarlo, ella hablo con él. Y siendo Elena, fue
directamente al corazón del problema.
“¿Que va mal?”
“Nada.” Damon se encontraba en la ventana, fingiendo estar absorto en algo
que estaba más allá de los arbustos.
“¿Que quieres decir con nada?”
Damon sacudió la cabeza. Pero de algún modo su giro elocuente transmitió
su opinión de la habitación del motel.
Elena examinaba la habitación, con su muy brillante visión, seriamente
alterada por el sueño. Contemplaba las paredes de color beige, la alfombra
color beige, un sillón color beige, y por supuesto, la colcha color beige. Ni
siquiera Damon pudo rechazar un cuarto que no va con su clásico negro,
pensó ella, y entonces: ¡Oh! Estoy cansada, y asustada e irritable,
y estúpida. Sólo hay una cama.
“Damon...” con un esfuerzo, se arrastró y se sentó
“¿Que quieres? Hay una silla. Puedo dormir en la silla.”
El se volteo, y Elena pudo ver en ese movimiento que no estaba enojado o
jugando. Estaba furioso. Todo fue en un más-rápido-que-el-ojo-humanopudiera-
seguir giro asesino y el asombroso control muscular aun antes de
haber iniciado a girar.
Damon con sus movimientos bruscos y su aterrador silencio. Estaba
buscando por la ventana una vez más, como siempre, el cuerpo preparado
para... algo. Ahora parecía a punto de saltar a través del vidrio para salir.
“Los vampiros no necesitan dormir” dijo Damon con la voz más controlada y
serena que ella hubiera escuchado desde que Matt los dejo.
Eso le dio a Elena la primera pista y la energía para bajar de la cama.
“Tú sabes que yo sé que eso es una mentira.”
“Regresa a la cama Elena. Ve a dormir.” Pero su voz seguía siendo la misma.
Ella hubiera esperado que su voz fuera más plana, débil orden. Damon sonó
más tenso, más exageradamente controlado que nunca.
Más sacudido que nunca.
Los párpados de Elena se hundieron.
“¿Es sobre Matt?”
“No.”
“¿Es sobre Shinichi?”
“¡No!”
Ajá.
“Entonces, es eso. Tienes miedo, ¿verdad? Temes que Shinichi pueda pasar
todas tus defensas y te vuelva a poseer. ¿Por qué? ¿Lo has sentido o
escuchado?”
“Vete a dormir.” Dijo Damon en tono bajo.
El estaba quieto callándola completamente como si ella no estuviera allí.
Elena se enojo.
“¿Que se necesita para mostrarte que confío en ti? Estoy viajando sola
contigo, sin tener idea de dónde vamos. Te estoy confiando la vida de Stefan.”
Ella estaba detrás de él ahora, en la alfombra beige que olía como... nada.
Como agua hervida. Ni siquiera como polvo.
Sus palabras eran el polvo. Había algo en ellas que sonaban huecas, mal. Estas
eran la verdad—pero no eran nada para Damon...
Elena suspiro. Tocar a Damon inesperadamente era un truco arriesgado, con
todos los riesgos de provocar sus instintos asesinos por accidente, incluso
cuando no estaba poseído. Ella se acerco, ahora, muy cuidadosamente, para
poner sus manos en el codo de la chaqueta de cuero. Ella habló con la mayor
precisión y seriedad que pudo.
“Tú sabes de antemano que yo tengo otros sentidos ahora además de los cinco
usuales. ¿Cuántas veces tengo que decirlo Damon? Yo sé que no eras tú el que
nos torturaba a Matt y a mí la semana pasada.” A pesar de ser ella misma,
Elena escucho un discurso en su propia voz. “Yo sé que me has estado
protegiendo en este viaje cuándo he estado en peligro, incluso has matado por
mí. Eso significa—mucho para mí. Tal vez tú digas que no crees en el
sentimiento humano del perdón, pero no creo que lo hayas olvidado. Y cuándo
tu sepas que no hay lada que perdonar, en primer lugar...”
“¡Esto no tiene nada que ver con la semana pasada!”
El calibre de su voz—la fuerza en esta—golpeó a Elena como un latigazo. Le
dolía... y la atemorizaba. Damon hablaba en serio. El también estaba bajo una
terrible tensión, no completamente como cuando
luchaba contra la posesión de Shinichi, pero diferente.
“Damon...”
“¡Déjame en paz!”
Ahora, ¿dónde he escuchado eso antes? su corazón golpeando, Elena fluyo en
recuerdos.
Oh, sí. Stefan. Stefan cuando habían estado juntos en su habitación, cuándo
tenía miedo de amarla. Cuándo el estaba seguro de que la maldeciría si le
mostraba que estaba enamorado de ella.
¿Podría ser Damon igual que su hermano del que siempre se ha burlado?
“Al menos date la vuelta y háblame cara a cara” dijo Elena.
“Elena.” Era un susurró, pero sonaba como si Damon no pudiera usar su
sedosa amenaza. “Vete a la cama. Vete al infierno. Ve a dónde quieras, pero
mantente alejada de mí.”
“Eres tan bueno en eso ¿verdad?” La propia voz de Elena sonaba fría ahora.
Imprudente, temeraria, enojada, se acerco más, “en hacer a la gente a un lado.
Pero yo sé que esta mañana te has alimentado. No hay nada que quieras de mí,
y no te puedes hacer el mártir hambriento tan bien como Stefan...”
Elena dijo las palabras que garantizarían algún tipo de respuesta, pero la
respuesta usual de Damon a este tipo de cosas era holgazanear con algo y
pretender que no había escuchado.
Lo que paso en cambio estaba totalmente fuera del rango de su experiencia.
Damon giro, precisamente capturándola, atrapándola en un agarre
inquebrantable. Luego, con un sólo movimiento de su cabeza como un halcón
a un ratón, él la besó. El era lo suficientemente fuerte para besarla
sosteniéndola fuerte y sin hacerle daño.
El beso fue largo y duro y por un momento Elena resistió por verdadero
instinto. El cuerpo de Damon era frio sobre el suyo, que aun seguía caliente
por el baño.
El modo en que la estaba sosteniendo—si ella ponía presión en esos puntos
particulares probablemente saldría seriamente lastimada. Y
entonces—ella lo supo—él la liberaría. ¿Pero ella realmente sabía lo que sabía? ¿Estaba realmente preparada para romperse un hueso
probándolo?
El estaba acariciando su cabello, lo que fue muy injusto, enrollando sus puntas
y aplastándolas con sus dedos... justo horas después de que le hubiera
enseñado a sentir cosas con las puntas de su cabello. El sabía sus puntos
débiles. No solo los de cualquier mujer. El sabia los de ella; el sabia como
hacerla llorar de placer y como calmarla.
No había nada que hacer excepto probar su teoría y tal vez romperse un hueso.
Ella no podía admitir cuando no lo había invitado. ¡No podía!
Pero entonces ella recordó su curiosidad acerca del pequeño niño y la gran
roca redondeada y ella abrió deliberadamente su mente a la de Damon. El
cayó en la trampa que el mismo creo.
Tan pronto como sus mentes se conectaron hubo algo como fuegos artificiales.
Explosiones. Cohetes. Estrellas nova. Elena fijo su mente a ignorar su cuerpo
y empezó a mirar la barrera.
Estaba en lo profundo. En la parte más profunda y encerrada de su cerebro. En
lo profundo de la eterna oscuridad. Pero al parecer Elena había traído
lámparas de búsqueda con ella. Cuando ella giro, guirnaldas de telarañas
cayeron y arcos duros de piedra se rompieron y cayeron al suelo.
“No te preocupes”. Elena se encontró diciendo “¡La luz no te hará eso! No
tienes porque vivir aquí. Te mostrare la belleza de la luz.”
¿Qué estoy diciendo? Elena se pregunto mientras las palabras salían de su
boca. Como puedo prometerle eso— ¡Y tal vez a él le gusta vivir en la
oscuridad!
Pero en el próximo segundo ella se había acercado más al pequeño chico,
tanto que ahora podía ver su pálida y curiosa mirada.
“Viniste otra vez,” dijo él, como si fuera un milagro. “¡Dijiste que
vendrías, y lo hiciste!”
Eso derrumbo un momento todas las barreras de Elena. Ella se arrodillo, y tiro
de las cadenas a su suma longitud, y lo subió a su regazo.
“¿Estas feliz de que hubiera regresado?” pregunto gentilmente. Ella estaba de
hecho acariciando su suave cabello.
“¡Oh, sí!” hubo un lloriqueo, y eso asusto tanto a Elena como le gusto. “Eres
la persona más agradable que yo... la cosa más bella que yo nunca...”
“Calma.” Elena le dijo. “Calma, debe haber algún modo de calentarte.”
“Es el hierro.” dijo el chico humildemente. “El hierro me mantiene frio y
débil. Pero tiene que ser hierro; de otro modo el no podría controlarme.”
“Ya veo.” dijo amargamente. Elena estaba comprendiendo ese tipo de relación
entre Damon y el niño. Por un momento, en una corazonada, tomo dos
pedazos de hierro y trato de apartarlos. Ella tenia súper luz allí, ¿por qué no
súper poderes? pero todo lo que paso fue que ella giro y volteo el pedazo para
nada, y finalmente corto la unión de sus dedos contra la barra de hierro.
“¡Oh!” los ojos grandes y oscuros del chico se fijaron en las oscuras cuentas
de sangre. El miro como si estuviera fascinado—y asustado.
“¿Quieres?” Elena sostuvo su mano hacia él con incertidumbre. Que pobre
pedazo de criatura para estar codiciando sangre de otra persona, pensó. El
asintió tímidamente como si estuviera seguro de que ella se iba a enojar. Pero
Elena solo sonrió y el tomo su dedo con reverencia y tomo todo el globo de
sangre de una vez, cerrando sus labios como un beso.
Mientras el levantaba su cabeza, parecía tener un poco mas de color en su
pálido rostro.
“Me dijiste que Damon te mantiene aquí.” ella dijo, sosteniéndolo nuevamente
y sintiendo el calor siendo llevado de ella a su frio cuerpo. “¿Puedes decirme
por qué?”
El niño estaba quieto lamiendo sus labios, pero el giro su rostro
hacia ella inmediatamente y dijo:
“Soy el Guardián de los Secretos. Pero...” el dijo tristemente. “Los secretos se
han vuelto tan grandes que incluso no sé lo que son.”
Elena siguió el movimiento de su cabeza y de sus pequeños miembros de la
cadena de hierro a el gigantesco balón metálico. Ella sintió hundirse en su
interior y sintió lastima del pobre pequeño guardián. Y se pregunto que en la
tierra podría haber dentro de esa gran esfera de piedra que Damon estaba
guardando con tanto recelo.
Pero ella no tuvo oportunidad de preguntar.

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