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para todos aquellos fanaticos de las historias de ficcion y los vampiros en este blog publicare los libros de la exitosa saga que a arrasado por EEUU cronicas vampiricas (de la serie vampires diarie)...


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viernes, 2 de abril de 2010

EL RETORNO: ALMAS SOMBRIAS-- CAPITULO 2

Elena estallo fuera del asiento trasero del Jaguar y corrió un
pequeño camino desde el carro antes de voltearse a ver que había
caído en el techo.
Lo que había caído era Matt. El estaba en el proceso de luchar
para levantarse de su espalda.
“Matt— ¡Oh, mi Dios! ¿Estás bien? ¿Estás herido?” Elena lloro al mismo
tiempo en que Matt le estaba disparando en tonos de angustia:
“Elena— ¡Oh, mi Dios! ¿El Jag está bien? ¿Está herido?”
“Matt, ¿estás loco? ¿Te golpeaste la cabeza?”
“¿Acaso le quedaron rayones? ¿El techo lunar todavía funciona?”
“No hay rayones. El techo lunar está bien.” Elena no tenía idea si el techo
lunar funcionaba, pero ella se dio cuenta de que Matt estaba delirando en su
mente. El estaba intentando bajarse sin ensuciar el Jag, pero estaba
minusválido porque sus piernas y pies estaban cubiertos de lodo. Bajarse del
carro sin usar sus pies estaba probando ser difícil.
Mientras tanto, Elena estaba viendo todo a su alrededor. Ella misma una vez
había caído del cielo, si, pero ella había estado muerta por seis meses primero
y había aterrizado desnuda, y Matt no cumplía ninguno de esos requisitos. Ella
tenía una explicación más prosaica en mente.
Y ahí estaba, descansando contra un árbol de madera amarilla y mirando la
escena con una muy ligera, malvada sonrisa.
Damon.
El era compacto; no tan alto como Stefan, pero con una indefinible aura de
amenaza que más que lo compensaba. El estaba tan inmaculadamente vestido
como siempre: jeans Armani negros, camiseta negra, chaqueta negra de cuero,
y botas negras, y todo combinaba con su cabello oscuro descuidado por el
viento y sus ojos negros.
Ahora mismo, el hizo a Elena agudamente consciente de que ella estaba
usando un largo camisón blanco que había traído con la idea de que podría
cambiar sus ropas de abajo si fuera necesario mientras ellos estaban
acampando. El problema era que ella usualmente solo hacia esto al amanecer,
y haber escrito hoy en su diario la había distraído. Y de todos modos el
camisón no era la vestimenta adecuada para una pelea temprana-en-la-mañana
con Damon. No era puro, porque era más similar a tela de franela que a la de
nylon, pero era de encaje, especialmente alrededor del cuello. Encaje
alrededor de un cuello bonito para un vampiro—como Damon le había
dicho—era como una capa roja ondeando en frente de un toro furioso.
Elena cruzo sus brazos encima de su pecho. Ella también intento asegurarse de
que su aura estaba retraída en decoro.
“Te ves como Wendy,” Damon dijo, y su sonrisa era malvada, brillante, y
definitivamente apreciativa. El inclino la cabeza a un lado con zalamería.
Elena se rehusó a ser rogada. “¿Wendy quien?” ella dijo, y justo en ese
momento recordó el nombre de la joven chica en Peter Pan, e hizo una mueca
por dentro. Elena siempre había sido buena con las replicas agudas de este
tipo. El problema era que Damon era mejor.
“Quien, Wendy… Querida,” Damon dijo, y su voz era una caricia.
Elena sintió y tembló por dentro. Damon le había prometido no
influenciarla—usar sus poderes telepáticos para nublar o manipular su mente.
Pero algunas veces sentía como si él se aproximara aterradoramente a la línea.
Si, era definitivamente culpa de Damon, Elena pensó. Ella no tenía
sentimientos por él que fueran—bueno, que fueran alguna otra diferente a algo fraternal. Pero Damon nunca se rendía, no importa cuántas
veces ella lo había rechazado.
Detrás de Elena estaban un pulgar y un silenciador que sin duda significaban
que Matt por fin se había bajado del techo del Jag. El salto a la lucha de
inmediato.
“¡No llames a Elena, Elena querida!” el disparo, continuado mientras se
volteaba hacia Elena, “Wendy es probablemente el nombre de su ultima
pequeña novia. Y—y— ¿Y sabes lo que él hizo? ¿Cómo me despertó esta
mañana?”
Matt estaba temblando con indignación.
“¿El te recogió y te tiro al techo del carro?” Elena aventuro. Ella le hablo por
encima de su hombro a Matt porque había una débil briza mañanera que
atentaba con moldear su camisón a su cuerpo. Ella no quería que Damon
detrás de ella supiera.
“¡No! Digo, ¡Sí! ¡No y si! Pero—cuando él lo hizo, ¡ni siquiera se molesto en
usar sus manos! El solo hizo algo así”—Matt sacudió un brazo—“y primero
me caí en un agujero de lodo y después lo último que supe es que fui tirado en
el Jag. Podría haber roto el techo lunar— ¡o a mí mismo! Y ahora estoy todo
lodoso.” Matt agrego, examinándose a sí mismo con disgusto, como si solo le
hubiera pasado a él.
Damon hablo. “¿Y porque te levante y te baje de nuevo? ¿Qué estabas
haciendo realmente en el momento en que puse algo de distancia entre
nosotros?”
Matt enrojeció hasta las raíces de su rubio cabello. Sus normalmente
tranquilos ojos azules estaban ardiendo.
Estaba sosteniendo un palo,” el dijo desafiante.
“Un palo. ¿Un palo del tipo que encuentras solo al lado de la
carretera? ¿Ese tipo de palo?”
“Yo si lo recogí de al lado de la carretera, ¡Sí!” todavía desafiante.
“Pero entonces algo extraño parece haberle pasado.” De ningún lugar que
Elena podría ver, Damon repentinamente produjo una estaca muy larga, que se
veía muy resistente, con un extremo que había sido tallado a un punto
extremadamente afilado. Definitivamente había sido tallado de madera dura:
roble por lo que parecía.
Mientras Damon estaba examinando su “palo” desde todos lados con una
mirada de penetrante blasfemia, Elena se volteo a un chisporroteante Matt.
“¡Matt!” ella dijo con reproche. Esto era definitivamente un golpe bajo de la
guerra fría entre los dos chicos.
“Yo solo pensé,” Matt continuo tercamente, “que tal vez sería una buena idea.
Ya que estoy durmiendo afuera en la noche y… otro vampiro tal vez venga
solo.”
Elena ya se había volteado de nuevo y le estaba haciendo sonidos de queja a
Damon cuando Matt estallo de nuevo.
“¡Dile como me despertaste en realidad!” el dijo explosivamente. Luego, sin
darle a Damon una oportunidad de decir nada, el continuo, “¡Yo solo estaba
abriendo los ojos cuando él me lanzo esto!” Matt anduvo hacia Elena,
sosteniendo algo hacia arriba. Elena, verdaderamente perdida, lo tomo de él,
volteándolo. Parecía ser un lápiz, pero estaba decolorado en un oscuro rojo y
marrón.
“El me tiro eso y dijo ‘sirvió para dos’,” Matt dijo. “El mato a dos personas—
¡y estaba alardeando de ello!”
Elena repentinamente no quería estar sosteniendo más el lápiz. “¡Damon!” ella
dijo en un llanto de real angustia, mientras trataba hacer algo con su
expresión de no-expresión. “Damon—tu no—no realmente—”
“No le ruegues, Elena. Lo que tenemos que hacer es—”
“Si alguien me deja decir una palabra,” Damon dijo, ahora sonando
verdaderamente exasperado. “Podría mencionar que antes de que pueda
explicarme acerca del lápiz, alguien atento con estacarme en el punto, incluso
antes de salirse de su bolsa de dormir. Y lo que yo iba a decir después era que
ellos no eran personas. Ellos eran vampiros, duros, con grandes músculos—
pero estos estaban poseídos por los malach de Shinichi. Y ellos estaban en
nuestro tráiler. Ellos llegaron tan lejos como Warren Kentucky,
probablemente haciendo preguntas acerca del carro. Nosotros definitivamente
tendremos que deshacernos de él.”
“¡No!” Matt disparo defensivamente. “Este carro—este carro significa algo
para Stefan y Elena.”
“Este carro significa algo para ti,” corrigió Damon. “Y podría señalar que tuve
que dejar mi Ferrari en una cueva solo para que pudiéramos tomarte a ti en
esta pequeña expedición.”
Elena sostuvo su cabeza. Ella no quería oír mas nada. Ella si tenía
sentimientos por el carro. Era grande y brillantemente rojo y luminoso y
llamativo—y expresaba como ella y Stefan se habían estado sintiendo en el
día en que él lo compro para ella, celebrando el comienzo de su nueva vida
juntos. Solo mirar el carro la hizo recordar el día, y el peso de los brazos de
Stefan alrededor de sus hombros y la manera en que él vio abajo hacia ella,
cuando ella vio hacia arriba a él—sus ojos verdes brillando con la dicha y
alegría de haberle regalado algo que ella realmente quería.
Para la vergüenza y furia de Elena, ella se dio cuenta de que estaba temblando
ligeramente, y que sus propios ojos estaban llenos de lagrimas.
“Viste,” Matt dijo, mirando a Damon. “Ahora la hiciste llorar.”
“¿Yo? Yo no soy el que menciono a mi querido desaparecido hermano
menor,” Damon dijo casualmente.
“¡Solo deténganse! ¡Ahora mismo! Ambos paren,” Elena disparo, intentando
encontrar su compostura. “Y yo no quiero este lápiz, si no les
importa,” ella agrego, sosteniéndolo con los brazos abiertos.
Cuando Damon lo tomo, Elena sacudió sus manos en su camisón, sintiéndose
vagamente con la cabeza ligera. Ella tembló, pensando en los vampiros del
tráiler.
Y luego, repentinamente, mientras ella exclamaba, ahí estaba un cálido, fuerte
brazo alrededor de ella y la voz de Damon estaba detrás de ella diciendo, “Lo
que ella necesita es un poco de aire fresco, y yo se lo voy a dar.”
Abruptamente Elena estaba sin peso y en los brazos de Damon y ellos estaban
yendo más arriba.
“Damon, ¿podrías por favor bajarme?”
“¿Justo ahora, querida? Hay mucha distancia…”
Elena continúo subiendo con Damon, pero ella podía decir que el la había
ayudado. Y el aire frío de la mañana estaba despejando su cabeza un poco,
aunque también la hizo temblar.
Ella intento detener su temblor, pero ella no podía evitarlo.
Damon miro hacia abajo a ella y para su sorpresa, pareciendo completamente
serio, empezó a hacer una posición como si se fuera a quitar su chaqueta.
Elena embriagada dijo, “No, no—tu solo maneja—vuela, me refiero, y yo me
sostendré.”
“Y cuidado con las gaviotas que vuelan bajo,” Damon dijo solemnemente,
pero con una sonrisa a un lado de su boca. Elena tuvo que voltear su cara lejos
porque ella estaba en peligro de ponerse a reír.
“Así que, ¿Cuándo aprendiste a levantar a la gente y arrojarlos a los carros?”
ella inquirió.
“Oh, recientemente. Fue como volar: un desafío. Y sabes que me gustan los
desafíos.”
El estaba mirándola con dicha en sus ojos, esos ojos negros sobre
negro con esas largas pestañas que se veían pasadas para un chico.
Elena se sintió tan ligera como si ella fuera el viento, pero también un poco
con la cabeza ligera, casi borracha.
Ella estaba mucho más cálida ahora, porque—ella se dio cuenta— Damon la
había envuelto en su aura, la cual era cálida. No solo en temperatura, tampoco,
si no con una cálida, embriagadora, casi emborrachadora apreciación, mientras
él la tomaba dentro, los ojos de ella y su cara y su cabello flotaban ligeramente
en una nube de oro alrededor de sus hombros. Elena no pudo evitar su sonrojo,
y ella casi oyó los pensamientos de él, que el rubor combinaba muy bien, rosa
pálido contra su tez clara.
Y justo como sonrojarse era una repuesta física involuntaria a su calidez y
apreciación, Elena sintió una repuesta emocional involuntaria—de
agradecimiento por lo que él había hecho, gratitud por su apreciación, y una
intencional apreciación para Damon en sí mismo. Él había salvado su vida
esta noche, si ella sabía algo acerca de los vampiros poseídos por loa malash
de Shinichi , los vampiros que eran duros para empezar. Ella ni siquiera podía
imaginar lo que esas criaturas le harían a ella, y tampoco quería saber. Ella
solo podía estar alegre de que Damon había sido lo suficientemente listo y, si,
lo suficientemente rudo para hacerse cargo de ellos antes de que llegaran a
ella.
Y ella tendría que estar siega y solo completamente estúpida para no apreciar
el hecho de que Damon era hermoso. Después de haber muerto dos veces, este
hecho no le había afectado como lo haría a la mayoría de otras chicas, pero
todavía era un hecho, ya sea que Damon fuera pensativo o le dedicara una de
esas raras y genuinas sonrisas que parecía tener solo para Elena.
El problema con esto era que Damon es un vampiro y podía, por lo tanto leer
su mente, especialmente con Elena estando tan cerca, con sus auras
mezcladas. Y Damon apreciaba la apreciación de Elena, y se convirtió un
poco en un ciclo de retroalimentación, todo por sí mismo. Antes de que Elena
pudiera concentrarse ella se estaba derritiendo, su cuerpo ligero se sentía más
pesado como si se hubiera moldeado a si misma a los brazos de
Damon.
Y el otro problema era que Damon no estaba influenciándola, el estaba tan
atrapado en la retroalimentación como lo estaba Elena—incluso más, porque
él no tenía barreras contra eso. Elena si las tenía, pero ellas estaban borrosas,
disolviéndose. Ella no podía pensar con propiedad. Damon estaba mirándola
con maravilla y una mirada que ella estaba acostumbrada a ver—pero ella no
podía recordar donde.
Elena había perdido el poder de analizar. Ella estaba simplemente
deleitándose en el cálido resplandor de ser querida, ser sostenida y amada y
que se preocuparan por ella con una intensidad que la estremeció hasta los
huesos.
Y cuando Elena daba algo de sí misma, ella lo daba completamente. Casi sin
esfuerzo consciente, ella arqueo su cabeza hacia atrás para exponer su
garganta y cerro sus ojos.
Damon gentilmente posiciono su cabeza diferentemente, sosteniéndola con
una mano, y la beso.

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