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para todos aquellos fanaticos de las historias de ficcion y los vampiros en este blog publicare los libros de la exitosa saga que a arrasado por EEUU cronicas vampiricas (de la serie vampires diarie)...


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jueves, 4 de febrero de 2010

INVOCACION-- CRONICAS VAMPIRICAS-- CAPITULO 7

Stefan se aproximó a la casa de la esquina a regañadientes,
incluso algo temeroso de lo que pudiera encontrar. Casi deseaba
que Damon hubiera abandonado la casa por el momento. Puede
que haya sido un idiota al confiar en Damon de buenas a
primeras.
Cuando llegó al patio había un reflejo de movimiento entre los
obscuros nogales. Sus ojos más afilados que los de un ser
humano, porque estaban adaptados para la caza, distinguían el
matiz obscuro de la sombra inclinándose contra el tronco.
“Te tomaste tu tiempo para volver”
“Tenía que ver la casa de los otros a salvo y tenía que comer”.
“Sangre animal” dijo Damon despectivamente con los ojos fijos
en una pequeña mancha de la camiseta de Stefan.
“conejo por el olor, pero de cualquier manera es apropiado
¿no?”
“Damon, también les he dado verbena a Bonnie y Meredith”.
“Una sabia precaución” dijo Damon distinguidamente y mostró
su sonrisa.
Una familiar oleada de irritación brotó en Stefan ¿por qué
Damon tiene que ser siempre tan difícil? Hablar con él era como
caminar sobre un campo minado.
“Ahora me voy” continuó Damon colgándose la chaqueta a los
hombros, “tengo mis propios negocios que cuidar” y lanzó una
apabullante sonrisa de indiferencia.
“No esperes levantado”
“Damon”, Damon se dio media vuelta sin mirar pero
escuchando.
“Lo último que necesitamos en ésta ciudad es una muchacha
dando alaridos de ¡vampiro!” dijo Stefan “o incluso dando signos
de ello. Esta gente ya ha hecho esto antes, no son ignorantes”
“Lo tomaré en cuenta” lo dijo irónicamente, pero era lo más
cercano a una promesa que Stefan había recibido de su
hermano en la vida.
“Damon?”
“¿Qué quieres ahora?”
“Gracias”
Era demasiado! Damon con esos ojos fríos y distantes azotó
todo el ambiente.
“No esperes nada de mí hermanito” dijo amenazante “porque
siempre estarás equivocado. Tampoco pienses que puedes
manipularme, puede que esos tres humanos te sigan pero no a
mí. Estoy aquí para mis cosas”.
Ya se había ido antes de que Stefan pudiera mediar palabra.
Aunque de cualquier manera no habría importado, pues Damon
nunca escuchaba nada de lo que él dijera, ni siquiera alguna vez
le llamó por su nombre, siempre con el despectivo “hermanito”
Y ahora Damon se había ido para demostrar lo poco que se
podía confiar en él. Stefan pensó ¡genial! Ahora haría algo
despiadado solo para mostrarle que era capaz de eso.
Ya cansado Stefan encontró un árbol en el que apoyarse y se
deslizó para contemplar la noche. Trató de pensar en el
problema que tenía entre manos, sobre lo que había visto esa
noche.
La descripción que Vicky le había dado del asesino: alto, rubio y
de ojos azules, pensó, le traía la imagen de alguien. No alguien
que él hubiera conocido, sino alguien de quien él había oído
hablar.
Pero era inútil, no podía concentrarse. Estaba cansado, solo y
necesitaba consuelo desesperadamente. Y la cruda realidad es
que no existía consuelo posible.
“Elena me mentiste”, pensó. Era lo único en lo que ella había
insistido, lo único que ella le había prometido. “Pase lo que pase
Stefan, estaré contigo. Dime que me crees” y él le había
contestado indefenso ante su encanto “Oh Elena, te creo, pase
lo que pase estaré a tu lado”. Pero te abandonó. No por elección
quizá, pero al fin y al cabo ¿qué importaba eso? Le dejó, se
había ido. Había momentos en los que todo lo que quería hacer
era seguirla.
Piensa en algo más, cualquier cosa, se dijo a sí mismo, pero era
demasiado tarde. Una vez desencadenados los pensamientos,
las imágenes de Elena giraban a su alrededor, demasiado
dolorosas para soportarlo y demasiado bellas para dejarlas escapar. La primera vez que la besó, ese impacto de la
transportadora dulzura cuando su boca se encontró con la de
ella, y después de eso impacto tras impacto para llegar al nivel
más interior. Como si hubiera podido alcanzar su núcleo, el que
él tenía casi olvidado. Asustado sentía como sus fuerzas se
colapsaban y caían todos sus secretos, toda su resistencia,
todos los trucos que él usaba para mantener a la gente a
distancia. Elena atravesó todo eso dejando expuesta su
vulnerabilidad, indefensa su alma.
Finalmente se dio cuenta de que era eso lo que quería. Quería
que Elena le viera sin defensas, sin muros. Quería que le
conociese por lo que era. ¡Aterrador, sí!
Cuando por fin Elena descubrió su secreto, cuando le sorprendió
alimentándose de aquél pájaro, quedó sumergido en su propia
vergüenza. Estaba seguro de que ella huiría de esa sangre en su
boca, horrorizada y con asco. Pero al mirar sus ojos aquella
noche, vio comprensión, perdón, amor. Su comprensión le había
curado y entonces comprendió que jamás podrían separarse.
Otros recuerdos surgieron y Stefan se aferró a ellos aunque el
dolor le punzara como si fueran garras. Sentimientos, sus
sentimientos que cobijaba entre los brazos. Los mechones de su
cabello, suaves, rozando su pómulo como el ala de una
mariposa.. La curva de sus labios, su sabor, aquel intenso azul
medianoche de sus ojos. Todo perdido, todo más allá de su
alcance para siempre. Bonnie le había arrebatado a Elena, su
espíritu, su alma. Aún estaba cerca en algún lugar. De entre
todos, el debería ser capaz de invocarlo. Tenía el poder en sus
manos y más derecho que nadie para buscarla. Sabía cómo
hacerlo. Cierra los ojos, visualiza la persona que quieres atraer.
Era fácil. Podía ver a Elena, sentirla, olerla. Ahora llama, deja
que tu necesidad alcance el vacío. Ábrete a ti mismo y deja
sentir tu necesidad.
Más fácil aún. Ninguna preocupación por el peligro. Acumuló
todo su anhelo, todo su dolor y lo dejó salir como quién reza. No
sintió nada. Solo vacío y su propia soledad, solo silencio.
Su poder no era el mismo que el de Bonnie. El no podía alcanzar
lo único que más quería, lo único que le importaba. Nunca en su
vida se había sentido tan desamparado.
“¿Qué quieres?” dijo Bonnie
“Alguna clase de documentos sobre la historia de la Fell’s
Church. En particular sobre los fundadores” dijo Stefan. Estaban
todos sentados en el coche de Meredith que estaba aparcado a una discreta distancia detrás de la casa de Vickie. Era el
crepúsculo, habían acabado de regresar del funeral de Sue, que
fueron todos menos Stefan.
“Hay que hacer algo por Sue, ¿no?” los ojos obscuros de
Meredith, siempre vivos e inteligentes cuestionaron los de
Stefan
“Crees que has resuelto el misterio”
“Posiblemente” admitió. Se había pasado el día pensando. Había
dejado ya el dolor de la noche y una vez más se sentía con
fuerza..
Aunque no pudiera alcanzar a Elena, podía mostrar la confianza
que le tenía, el podía hacer lo que ella hubiera querido que se
haga. Y tenía confort para el trabajo, para la concentración y
para mantener todas las emociones alejadas.
“Tengo una idea sobre lo que debía de haber ocurrido, pero es
una larga cacería y no quiero hablar hasta estar bien seguro”
dijo Stefan.
“¿Por qué?” reclamó Bonnie. Cuánto contraste con Meredith,
pensó Stefan. El pelo tan rojo como el fuego con un espíritu que
le acompañaba. Pero esa cara, en forma de corazón, limpia y
delicada, de piel traslúcida eran engañosas, pensó. Era elegante
y con recursos, por naturaleza, sin necesidad de buscarlos.
“Porque si estoy equivocado una persona inocente podría salir
lastimada. Mira, solo es una idea, pero prometo regresar si
encuentro alguna evidencia ésta noche. Te lo contaré todo”
“Podrías hablar con Mrs. Grimesloy” le invitó Meredith “es la
librera de la ciudad y sabe mucho acerca del hallazgo de la Fell’s
Church, o si no, ahí está siempre Honoria.” dijo Bonnie, “Ósea,
ella fue una de las fundadoras”.
Stefan la miró sin tardanza.
“Pensaba que Honoria Fell había dejado de comunicarse
contigo”, habló detenidamente.
“No digo hablarLA, se ha ido, pfff..., kaput” contestó Bonnie con
disgusto, “me refiero a su periódico. Está ahí en la librería junto
con el de Elena. Mrs. Grimesloy los tiene a la disposición cerca
del mostrador.”
Stefan estaba sorprendido. No le gustaba del todo la idea de que
el periódico de Elena estuviera al alcance de todos.
Los documentos de Honoria deberían de ser exactamente lo que
el andaba buscando. Honoria no sólo había sido una mujer sabia
sino que había estado bien versada en lo sobrenatural. Una
bruja.
“Aunque la librería está cerrada”
“Mejor incluso” dijo Stefan “nadie sabrá la información que
buscamos”. Dos de nosotros podemos ir allá y los otros dos
quedarse aquí. Meredith, tu vendrás conmigo”.
“Preferiría estar aquí si no te importa” dijo “estoy cansada”, insistió al ver la
expresión de Stefan, “y así puedo controlar la hora y llegar a casa antes”. “¿Por
qué no vais tu y Matt y Bonnie y yo nos quedamos aquí?”. Stefan todavía la
miraba:
“De acuerdo, está bien, iré con Matt”.
Matt se encogió de hombros
“Vale, pues nos podría llevar un par de horas o más. Vosotras dos quedaros en el
coche con las puertas cerradas, así estaréis bien a salvo”. Si acertaba en sus
sospechas, no habría más ataques durante un tiempo, unos días por lo menos.
Bonnie y Meredith estarían bien. Pero no podría adivinar qué ocultaba la
sugerencia de Meredith. Estaba seguro de que no era simple cansancio.
“A propósito, ¿dónde está Damon? Preguntó Bonnie al tiempo que él y Matt
empezaban a alejarse. Stefan sintió los músculos del estómago tensos.
“No lo sé”, esperaba que alguien se lo preguntara. No había visto a su hermano
desde la pasada noche y no tenía ni idea de lo que podría estar haciendo.
“Aparecerá de repente”, dijo y cerró la puerta de Meredith.
“Eso me temo”.
El y Matt se dirigían a la librería en silencio, manteniéndose en la obscuridad y
eludiendo los focos de luz. No podían permitirse el lujo de que les vieran.
Stefan ha regresado a ayudar a la Fell’s Church, pero bien sabe que la Iglesia no
quería su ayuda. De nuevo era un extraño, un intruso. Le harían daño si le
cogieran.
La cerradura de la librería era fácil de forzar, un sencillo mecanismo de muelle. Y
los periódicos estaban justo donde Bonnie había dicho que aparecerían. Stefan se
dirigió al periódico de Elena. Dentro estaba el informe de los últimos días escrito
por ella misma. Si se ponía a pensar en ello ahora….Se concentró en un libro de
piel que había debajo. La tinta desvanecida sobre las amarillentas páginas, no
resultaban fáciles de leer pero por fin se acostumbró a esa densa e intrincada
escritura de elaboradas florituras.
Era la historia de Honoria Fell y su marido que con los Smallgoods y otras pocas
familias llegaron a éste lugar cuando aún era un desierto prácticamente virgen.
No solo enfrentaron los peligros del hambre y el aislamiento, sino los de los
propios nativos. Honoria contaba la historia de su propia batalla simple y
claramente, sin sentimentalismos.
Y entre estas páginas Stefan encontró lo que andaba buscando.
Llevado por la intuición, repasó todo con cuidado, se hizo hacia atrás, cerró los
ojos. Estaba en lo cierto. Ya no cabía la menor duda. Y eso significaba que
también podía saber lo que estaba ocurriendo en la Fell’s Church en esos
momentos. Por un instante fue sacudido por un mareo y una ira que le daban deseos de llorar, de rasgar o de romper algo. Sue, linda Sue, que había sido la
amiga de Elena, murió por… ¡por eso! Por un rito de sangre. Una iniciación
obscena. Le daban ganas de matar.
Una vez desaparecida la rabia, la reemplazó por la fuerte determinación de
acabar con todo lo que estaba ocurriendo y poner las cosas en el sitio.
Te prometo, le susurró a Elena con su pensamiento, que pararé esto de alguna
manera. No importa cómo.
Levantó la mirada para buscar la de Matt que ya le estaba viendo. Matt tenía el
periódico de Elena cerrado con el dedo gordo. Los ojos de Matt parecían de un
azul tan profundo como los de Elena, demasiado hondos, llenos de confusión, de
dolor, de algo así como amargura.
“Lo encontraste” dijo Matt “y es malo”
“sí”
“Sería malo” Matt retiró el periódico de Elena del mostrador y se quedó quieto.
Había un timbre casi de satisfacción en su voz. Como de alguien que acaba de
recibir un premio.
“Pude haberte evitado el problema de venir aquí” Matt inspeccionaba la obscura
biblioteca y hacía sonar el dinero de su bolsillo. Un observador casual podría
haber pensado que estaba relajado, pero su voz le delataba. Era cruda, tensa.
“Piensa en lo peor que puedas imaginar que siempre será verdad” dijo Matt. A
Stefan le asaltó una repentina preocupación. Había estado demasiado inquieto
por Matt desde su vuelta de la Fell’s Church. Ahora se daba cuenta de que había
sido un tonto imperdonable. Algo no estaba bien. Todo el cuerpo de Matt estaba
rígido, en tensión aunque disimulándolo bajo la superficie. Stefan podía sentir su
angustia y su desesperación.
“Matt, ¿qué ocurre?” le preguntó tranquilamente. Se levantó y se colocó a su
lado.
“¿Es algo que he hecho?”
“Estoy bien”
“Estás temblando”. Era cierto, pequeños temblores le recorrían sus músculos
tensos
“Digo que estoy bien” Matt se alejó de el encorvando los hombros como en
defensa.
“De todos modos, ¿qué podías haber hecho para decepcionarme a parte de
llevarte a mi chica y matarla? Me refiero a eso.
Esta puñalada era diferente. Dio vueltas en el corazón de Stefan y al final le
atravesó como la hoja que en una ocasión le había liquidado. Trató de coger aire
y no confiar en el mismo al hablar.
“Lo siento”. La voz de Matt era pesada cuando Stefan miró y vió que la tensión
de sus hombros había disminuido.
“Lo que has dicho es rastrero”
“Es cierto”. Stefan esperó un momento y luego añadió en voz baja:
“Pero no es todo el problema ¿cierto?”. Matt no contestó. Miraba al suelo empujando algo invisible con la punta de su zapato. Justo cuando Stefan estaba a
punto de rendirse, Matt volvió con una pregunta de su cosecha.
“¿Cómo es el mundo realmente?”
“Como es… ¿qué?
“El mundo. Tú has vivido mucho Stefan. Tú tienes cuatro o cinco siglos más que
nosotros, ¿no es cierto? ¿Qué ocurre? Quiero decir si es un lugar que merezca la
pena salvar o es en esencia un montón de basura.
Stefan cerró los ojos ¡Oh!
“¿Y qué me dices de la gente Stefan?, la raza humana ¿somos la enfermedad o
simplemente el síntoma?, ósea, eliges a alguien como Elena, ¡Elena! Elena murió
por mantener a chicas como Sue a salvo de la ciudad, y ahora está muerta y todo
está sucediendo de nuevo. Esto nunca se acaba. No podemos ganar, así que ¿qué
te dice eso?”
“Matt”
“Lo que de verdad pregunto es que ¿Cuál es la razón?, ¿existe alguna broma
cósmica que no entiendo?, ¿es todo un monumental o un inusitado error?,
¿entiendes lo que trato de decir?”
“Entiendo Matt” Stefan se sentó y se llevó las manos al pelo, “si callaras un
momento te lo trataría de explicar”
Matt se acercó una silla y se sentó a horcajadas.
“Bien, dame tu mejor respuesta”. Los ojos de Matt eran duros e inquisitivos pero
en el fondo Stefan no vio más que el encono de un corazón desconcertado.
“He visto mucho mal, Matt., más del que puedas imaginar, incluso lo he vivido.
Siempre va a formar parte de mí y no importa cómo lo combata. A veces creo
que toda la raza humana es diabólica, incluso mi clase lo es menos. A veces
pienso que ambas razas representan el mal sin que importe que ocurra con el
resto. Aunque llegando a esto, yo no sé más de lo que sabes tú. No puedo decirte
si hay una razón o si las cosas van a salir bien”. Stefan atravesó los ojos de Matt
y preguntó intencionadamente
“Pero yo tengo otra pregunta para ti, ¿sí?”
“¿qué?” Matt le miraba impaciente.
“¿Y si el universo es el mal, y si nada de lo que hacemos para tratar de cambiarlo
da sus frutos? La voz de Matt se iba haciendo más audible a causa de
incredulidad.
“Ey! Así que ¿qué?” Stefan se hizo hacia delante.
“¿Qué vas a hacer Matt Honeycutt si cada uno de los horrores que has contado
son ciertos?, ¿qué vas a hacer personalmente?, ¿vas a dejar de pelear para nadar
con los tiburones?
Matt estaba sujetando el respaldo de la silla
“¿De qué estás hablando?” Dijo
“Puedes hacerlo Matt, ya lo sabes. Damon siempre lo dice. Puedes sumarte al
lado del mal y nadie puede culparte en realidad, porque si el universo es eso, es
el mal, ¿por qué no ibas a serlo tu?”
“! Como en el infierno!”, sus ojos azules quemaban, se había incorporado de la
silla “!esa es la manera de Damon quizá! Pero solo porque no se vislumbre
esperanza no quiere decir que esté bien dejar de luchar. Incluso si supiera que no
hay esperanza lo intentaría. Tengo que hacerlo ¡maldita sea!”
“Lo sé”, Stefan se serenó y sonrió ligeramente. Era una sonrisa cansada pero
mostraba la familiaridad que sentía ahora con Matt. Y por un momento encontró
entendimiento en su expresión,
“Siento lo mismo” insistía Stefan, “no hay disculpa para renunciar solo porque
parece que vayamos a perder. Tenemos que intentarlo porque la otra alternativa
es rendirse”
“No estoy listo para entregar nada” masculló Matt. Se sentía como si ya hubiera
vuelto de pelear lleno de un fuego interior que le atravesaba de cabo a rabo.
“Nunca” dijo
“Sí, nunca, por siempre” dijo Stefan “por lo que vale la pena voy a intentarlo, no
a dejarlo. No sé si será posible, pero voy a poner de mi parte”.
“Es todo lo que se puede hacer” dijo Matt. Retiró la silla despacio y se estiró, se
quedó sin tensión y los ojos claros ya casi despedían lo que Stefan recordaba de
él
“Ok, si ya encontraste aquello para lo que vinimos, mejor volvamos donde las
chicas”, pero Stefan pensaba, su cabeza ataba cabos
“Matt, si adivino lo que está ocurriendo, las chicas estarán bien por un tiempo.
Pero adelántate y ponles en guardia. Mientras me quedo aquí, hay algo que me
gustaría releer sobre un muchacho llamado Gervase de Tilbury que vivió a
principios del año 1.200”
“Incluso antes de tu tiempo ¿eh?” dijo Matt y Stefan le dedicó una somera
sonrisa. Permanecieron un rato mirándose el uno al otro.
“De acuerdo, adivino que te veré donde Vickie”. Matt se dirigió a la puerta y
luego dudó. De pronto y extendió la mano.
“Stefan, me alegro de que hayas vuelto”. Stefan le tomó la mano.
“Me gusta oírlo”, fue todo lo que dijo, pero en su interior sintió una calidez que
despejó todo el dolor punzante y también algo de soledad.

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