A la mañana siguiente, Elena se levantó y se vistió discretamente en el cuarto
de hotel, agradecida por el espacio extra. Damon no estaba, pero ella ya esperaba
eso. Usualmente, él tomaba su desayuno temprano mientras estaban en la
carretera, cazando meseras en paraderos para camiones abiertos 24 horas o
restaurantes de desayunos tempranos.
Iba a discutir con él al respecto de eso algún día, ella pensó mientras ponía el
paquete de café molido en la pequeña cafetera de dos tasas que el motel proveía.
Tenía un buen olor.
Pero con más urgencia, necesitaba hablar con alguien sobre lo que había
pasado la noche anterior. Stefan por supuesto, era su primera elección, pero ya se
había dado cuenta que las experiencias extra corporales no se conseguían sólo con
pedirlas. Lo que necesitaba hacer era llamar a Bonnie y a Meredith.
Ella tenía que hablar con ellas –tenía todo el derecho– pero justo en ese
momento, de todos los tiempos, no podía. Intuitivamente, sentía que cualquier
contacto entre ella y Fell´s Church estaría mal.
Y Matt nunca se había reportado. Ni una sola vez. No tenía idea de en que
parte de la carretera podría estar, pero más le valía estar en Sedona a tiempo, eso
era todo. Él deliberadamente cortó toda comunicación entre ellos. Bien, mientras se
presentara cuando lo había prometido.
Pero<>
¡Por supuesto! ¡Era una idiota! Ella todavía tenía su compañero fiel que nunca
decía una palabra, y nunca la hacía esperar. Sirviéndose una taza de café hirviendo
en el camino, Elena saco su diario del fondo de su bolso de viaje y lo abrió en una
fresca, pagina limpia. No había nada como una hoja fresca y un lapicero de tinta
que corriera sin problemas para empezar su escritura.
Quince minutos más tarde vibró una ventana y un minuto después estaba
pasando Damon.
Traía varias bolsas de papel con él y Elena se sintió incontablemente placida y
en casa. Ella había hecho café, que estaba bastante bueno aunque viniera con
suplemento de crema en polvo, y Damon había suplido<
—Gasolina, —dijo triunfante, levantándole las cejas significativamente
mientras ponía las bolsas en la mesa—. Sólo en caso de que intenten usar plantas
contra nosotros. No, gracias —agregó, viendo que ella estaba sosteniendo una taza
de café en su dirección—. Tuve un mecánico mientras compraba esto. Sólo iré a
lavarme las manos.
Y desapareció, pasando al lado a Elena.
Pasando al lado a Elena, sin un vistazo, aunque estuviera usando el único par
limpio de ropa que le quedaba: jeans y un delicado top de colores que parecía
blanco a primera vista y sólo a la luz brillante revelaba que tenía sombras etéreas
de arco iris.
Sin siquiera un solo vistazo, Elena pensó, con una extraña sensación que de
alguna manera su vida se había venido abajo.
Empezó a tirar el café pero entonces decidió que ella misma lo necesitaba y lo
bebió en unos pocos tragos hirvientes.
Luego fue por su diario, leyendo por encima las últimas tres páginas.
—¿Estas lista para partir? —Damon estaba gritando por encima del sonido
del agua corriendo en el baño.
—Si, sólo dame un minuto. —Elena leyó las últimas páginas escritas del
diario y paso sobre la anterior a esta.
—Deberíamos ir derecho en dirección este desde aquí —Damon gritó—,
podemos lograrlo en un día. Pensaran que es una trampilla para una puerta en
particular y buscaran todas las pequeñas. Mientras tanto estaremos llegando a la
puerta Kimon y con días de ventaja a cualquiera que nos este siguiendo. Es
perfecto.
—Uh-huh—, dijo Elena leyendo.
—Probablemente podremos reunirnos con Matt mañana, quizás hasta esta
misma noche, todo dependiendo de qué tipo de inconveniente nos causen ellos.
—Uh-huh.
—Pero primero quería preguntarte: ¿Crees que sea una coincidencia que
nuestra ventana este rota? Porque yo siempre pongo salas en ellas por la noche y
estoy seguro. —Se paso una mano sobre su frente—. Estoy seguro que lo debí
haber hecho anoche, también. Pero algo las paso y quebró la ventana y se fue sin dejar rastro. Por eso fue que compré toda esta gasolina. Si se trata de algo con
árboles, los volare de vuelta a Stonehenge*
Y a mitad de los inocentes residentes del estado, Elena pensó sombríamente. Pero
ella estaba en tal estado de shock que no mucho podía lograr hacer superar este.
—¿Qué estás haciendo ahora? —Damon claramente estaba listo para pararse
e irse.
—Desasiéndome de algo que no necesito. —Elena dijo, y vacío el sanitario,
observando los rasgados pedazos de su diario girar en redondo una y otra vez
antes de desaparecer.
—Yo no me preocuparía por la ventana, aunque, —ella dijo, volviendo a
entrar en la habitación y poniéndose los zapatos—. No te pongas de pie por un
minuto, Damon. Tengo que hablar algo contigo.
—Oh, vamos. Puede esperar hasta que estemos en la carretera, ¿O no puede?
—No, no puede, porque tenemos que pagar por esa ventana. La rompiste anoche,
Damon. Pero no recuerdas haberlo hecho, ¿O lo recuerdas?
Damon se quedo mirándola. Ella podía decir que su primera tentación fue
reírse.
Su segunda tentación, que fue a la que cedió, fue pensar que ella estaba loca.
—Estoy hablando en serio, —ella dijo, una vez que él se puso en pie y empezó a
pasearse alrededor de la ventana con un semblante distinto como de querer ser un
cuervo volando por fuera de ella.
—No te atrevas a irte a ningún lado, Damon, porque hay más.
—¿Hice más cosas que no recuerdo? —Damon se recostó contra la pared en
una de sus viejas y arrogantes posturas—. ¿De pronto destrocé unas cuantas
guitarras y tuve la radio encendida hasta las 4 am?
—No, no necesariamente cosas de<>
mirada. No podía mirarlo—. Otras cosas, de otros días<
—Como que quizás he estado tratando de sabotear este viaje todo el tiempo,
—él dijo, su voz concisa. Miró al techo y suspiró pesadamente.
—De pronto lo he hecho sólo para estar a solas contigo<
—Cállate, Damon.
¿De dónde había venido eso? Pues, ella lo sabía, claro. De sus sentimientos
respecto a la noche anterior. El problema era que ella también necesitaba resolver
otras cosas —seriamente—, si es que él las tomaba así. Tendrían que pensar en
esto, esta podría ser una mejor forma de seguir abordando el tema.
—Piensas que tus sentimientos sobre Stefan pues, ¿Han cambiado en algo
recientemente? —Elena preguntó.
—¿Qué?
—Piensas< —Oh, esto era tan difícil mirando a sus negros ojos del color del
espacio infinito. Especialmente cuando anoche ellos habían estado llenos de miles
de estrellas—. ¿Piensas que has llegado a pensar en él de forma diferente? ¿En
honrar sus deseos más de lo que solías hacerlo?
Ahora Damon estaba examinándola abiertamente, justo como ella lo
examinaba a él.
—¿Estás hablando en serio?
—Completamente, —ella dijo, y con un esfuerzo supremo, mando sus
lagrimas dentro donde debían estar.
—Algo si paso anoche, —él dijo. Él estaba mirando fijamente su rostro—.
¿Cierto?
—Algo paso, sí, —Elena dijo—. Fue<>
salir su respiración, y con eso casi paso todo.
—Shinichi! Shinichi, ¡che bastardo! ¡Imbroglione!* ¡Ese ladrón! ¡Voy a matarlo
lentamente! —De repente Damon estaba por todos lados. Estaba a su lado, sus
manos en sus hombros; al minuto estaba gritando por la ventana palabras
indescifrables, luego estaba de vuelta, sosteniéndole ambas manos.
Pero sólo una palabra le importaba a Elena. Shinichi. El kitsune con su pelo
negro, con mechas escarlata, quien los había hecho ceder tanto sólo por la locación
de la celda de Stefan.
—¡Mascalzone! Maleducato*. —Elena perdió el hilo de las maldiciones de
Damon otra vez. Entonces era verdad. La noche anterior le había sido
completamente robada a Damon, arrebatada de su mente tan simple y
completamente como el intervalo cuando ella había usado Las alas de Redención y
las Alas de purificación en él.
El momento que él había acordado. Pero anoche ¿Qué otras cosas había
estado el zorro tomando?
Para cortar entera una tarde y una noche y esta tarde y noche en particular,
implicaba que<
—Él nunca apagó la conexión entre mi mente y la suya. Él todavía puede
entrar en cualquier momento que elija. —Damon por fin había terminado de
maldecir, y paró de moverse. Él estaba sentado en el sofá opuesto a la cama con sus
manos colgando entre sus rodillas. Lucia singularmente desesperado.
—Elena, tienes que decirme. ¿Qué me quito anoche? ¡Por favor! — Damon
lucía como si pudiera caer de rodillas en frente de ella, sin melodrama—. Si... si...
fue lo que pienso...
Elena sonrió, aunque lagrimas seguían cayendo por su cara—. No fue... lo
que cualquiera pensaría, exactamente, supongo, —ella dijo.
—¡Pero...!
—Digamos que este momento... era mío, —Elena dijo—. Si te está robando
algo más, o si trata de hacerlo en el futuro, entonces es juego limpio. Pero esto...
será mi secreto. —Hasta que quizás algún día rompas tu gran roca de secretos, ella
pensó.
—¡Hasta que se lo saque a él, junto con su lengua y su cola! —Gruñó Damon,
y era verdaderamente el gruñido de un animal. Elena estaba contenta de que no
fuera dirigido hacia ella—. No te preocupes, —Damon añadió en una voz tan
escalofriante que era casi más aterradora que la furia animal—. Lo encontraré, no
importa donde intente esconderse. Y se lo sacaré. Podría sólo quitar
completamente su pelaje. Te haré un par de guantes de ahí, ¿Qué te parece?
Elena trató de sonreír e hizo un buen trabajo. Ella estaba asimilando lo que le
había pasado a sí misma, aunque ella no creía ni por un minuto que Damon fuera
realmente a dejarla sola en la misión hasta que la forzara para tener de vuelta el
recuerdo de Shinichi. Se dio cuenta que en algún nivel estaba castigando a Damon
por lo que Shinichi había hecho, y eso estaba mal. Prometo que nadie sabrá lo de
anoche, se dijo a sí misma, no hasta que Damon lo haga. Ni siquiera le diré a
Bonnie o Meredith.
Esto hace las cosas más difíciles para ella, aunque por otra parte
probablemente más equitativas.
Mientras limpiaban los restos del más reciente ataque de furia de Damon,
repentinamente él retiro una lágrima pérdida de la mejilla de Elena.
—Gracias< —Empezó Elena. Entonces se detuvo: Damon estaba llevándose
los dedos a sus labios.
Él la miró, sorprendido y un poco decepcionado. Luego se encogió de
hombros—. Todavía baba de unicornio. ¿Dije eso anoche?
Elena dudo, luego decidió que sus palabras no encajaban en los límites
cruciales del secreto.
—Si, lo hiciste. Pero<>
ansiosa. —Les prometí a mis amigas que no diría nada.
Damon la estaba mirando—. ¿Por qué diría yo algo de alguna de ellas? ¿A
menos que estés hablando de la pequeña pelirroja?
—Te lo dije; no estoy diciendo nada. Excepto que obviamente Caroline no es
virgen. Pues, con todo el desastre sobre su embarazo<
—Pero recuerdas, —Damon se interpuso—, yo llegue a Fell´s Church antes
que Stefan; sólo merodeé por las sombras por más tiempo. La forma en que
ustedes hablaban...
—Nos gustaban los chicos y nosotras a ellos, y ya teníamos reputaciones.
Entonces sólo hablábamos de cualquier cosa que tuviéramos ánimo de hablar.
Algo de eso pudo haber sido cierto, pero un montón lo podrías tomar con doble
sentido<>
Él asintió.
—Bien y bastante rápido todo el mundo estaba hablando de nosotras como si
hubiéramos hecho todo con todos. Ellos incluso escribieron cosas al respecto en el
periódico y en el anuario y en las paredes de los baños. Pero nosotras teníamos un
pequeño poema, también, y a veces incluso escribíamos nuestra firma en él. ¿Cómo
iba? —Elena en su mente dio un vistazo a uno, dos años o más atrás. Después
recito:
—Sólo porque lo hayas oído, no lo hace cierto, sólo porque lo hayas leído, no lo hace
ser así. La próxima vez que lo oigas, podría ser sobre ti. No creas que puedes cambiar sus
mentes, sólo porque lo sabes –¡Lo sabes!
Cuando Elena terminó, miró a Damon, repentinamente sintiendo la urgente
necesidad de llegar a Stefan—. Ya casi llegamos, —ella dijo—, apresurémonos.
Notas del Traductor:
1 [*] Stonehenge: es un monumento megalitico tipo cromlech de la ciudad de bronce, en el
condado de Whiltshire, Gran Bretaña a unos trece kilómetros al norte de Salisbury.
2 [*] ¡Shinichi, che bastardo! ¡Imbroglione!: En italiano ¡Shinichi, que bastardo! ¡Tramposo!
3 [*] ¡Mascalzone!Maleducato: En italiano ¡bribón! Descortés.
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